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AÑO X • Nº 497 • BUENOS AIRES, AGOSTO 8, 1972
CARTA AL LECTOR
Con su clásica agudeza, Juan Domingo Perón nos habló sobre
el proceso argentino. Habiéndolo visitado simplemente como
compatriotas, sus análisis, sus imágenes, sus opiniones no
pueden, sin embargo, perderse sólo en una experiencia
personal. Demasiado importante es cada momento del general
Perón para la Argentina tensa y expectante en que vivimos.
Sus expresiones son sobrias, precisas, prudentes, firmes. En
su análisis irrebatible llegó, con tres firmes frases, a la
hondura mayor del problema argentino. El imperialismo y sus
representantes, las líneas internacionales de poder,
metodologías y dirigentes políticos desactualizados, muchos
jefes militares dóciles a intereses extranacionales,
mayorías populares ignoradas y explotadas, fueron algunas de
las variables que se mencionaron.
Atareado, solicitado por figuras y sectores que cualquier
argentino en Buenos Aires calificaría de insólitos, Perón
dialoga permanentemente con el País. Lo conoce en sus
detalles. Un tema que lo preocupa en primera línea son los
presos políticos y la tortura; su impresión por los
documentos que se publicaron sobre este infausto asunto ha
sido directa. Habiendo llegado al Vaticano muchos de tales
documentos, esa instancia moral inviste una significación
difícil de ocultar.
Pero, indudablemente, el tópico que más acucia es él de su
retorno. Y quizá nada nos haya impactado más en esta visita
que la firme voluntad de regresar a la Patria que trasunta
el General Perón. Voluntad que aparece meditada,
planificada, definitiva. Dentro de una decisión tan
trascendental, los especulativos condicionamientos "legales"
engendrados por el equipo lanussista adquieren un tono
nítidamente menor. Más aún, tramposo.
Respondiendo a las aspiraciones populares, el verdadero,
auténtico acuerdo que a ese nivel puede conformarse
masivamente, será el único camino que acepta este Líder, más
lúcido y más optimista que nunca. Acaso sea necesario
concretarlo en la calle, último escenario que ha ido
quedándole al Pueblo a través de tanto ignorárselo.
De lo que no cabe duda es que entre el equipo lanussista,
que abreva en los "altos mandos", y la Puerta de Hierro, que
se nutre de la juventud y el Pueblo, media una distancia
sencillamente histórica.
Hasta el martes próximo. El Director.
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