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AÑO X • Nº 499 • BUENOS AIRES, AGOSTO 22, 1972
CARTA AL LECTOR
Desde Santiago de Chile, el sábado 19. Diez revolucionarios argentinos han puesto en jaque al Gobierno socialista del Presidente Salvador Allende. Otro paso para la revolución latinoamericana conmueve los cimientos políticos del país trasandino.
Lo que se ha dado en llamar "vía chilena hacia el Socialismo" consiste, básicamente, en desencadenar una revolución conservando las instituciones, estructuras y juridicidad del sistema cuyo reemplazo se busca. No sólo las máximas figuras de la Unidad Popular lo repiten sin cesar: también el Parlamento (en manos de los opositores) se cuida de recordárselo, una y otra vez, hasta el hartazgo.
Suena como un juego de palabras. Aparentemente, no pueden cambiar la "legalidad capitalista" por su contraparte "socialista", sin tornarse de hecho "ilegales" (a los ojos capitalistas, claro). El problema resulta paradójico a los argentinos y con toda razón: sobre un país como el nuestro, donde hace veinte años que un Presidente no completa un período constitucional, no tendría sentido proponer la supervivencia de un orden legal e institucional en el que nadie cree. Pero en Chile el respeto a la juridicidad es tradición: plantearse su quiebra huele a blasfemia histórica.
Tantas defensas de la metodología revolucionaria que propone el Gobierno quizá no hinquen en el nivel de las convicciones de fondo, sino tengan bastante que ver con el realismo político. Es decir, con las exigencias que deben cumplirse para tornar viables los procesos. Un marco que nunca habrá de ser olvidado, a riesgo de equivocar cualquier pronóstico.
Hasta el martes próximo. El Director.

Revista Primera Plana
DIRECTOR
MANUEL URRIZA
Subdirector
CARLOS VILLAR ARAUJO