Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 



Revista Gente y la Actualidad

Revista Gente y la Actualidad
08.05.1975
No es fácil conseguir que el bufet de la revista se abra después de las seis de la tarde. Elsa y Felisa, las responsables de nuestro abastecimiento de sandwiches y bebidas, son muy estrictas con el horario. Claro, ellas empiezan su jomada a las cinco de la mañana y quieren irse temprano. La semana pasada, cuando Juan José Camero vino a la editorial para enfrentarse con cuatro hombres que iban a ametrallarlo con sus broncas y sus dudas, para una de las notas que aparecen en este número, quiso tomar un whisky. Error nuestro; no habíamos previsto el servicio qué normalmente preparamos para estos eventos. Eran las seis y media de la tarde. Trágico. Elsa y Felisa ya habían cerrado. Nelly Loeri, la responsable de la nota, utilizó a Camero como Caballo de Troya. Sabía que con su solo pedido no bastaba, pero con la persuasión del astro la cosa sería diferente. Nelly y Camero subieron hasta el bufet y consiguieron lo imposible: que Elsa y Felisa dieran de todo, y hasta con una sonrisa. El mérito no fue nuestro, fue de Camero.

Renée Sallas es, además de periodista, una excelente golosa. Le gustan las tortas, las masas, los chocolates, los bombones. Por eso su eterna lucha con la balanza y los trajes de baño. El 1º de mayo, cuando estaba realizando su reportaje a una mujer embarazada elegida al azar, su conflicto fue tremendo. La entrevistada tiene como profesión la fabricación de tortas caseras, que hace en el pequeño horno de su cocina y las vende en confiterías, clubes y restaurantes. Llega la hora del té. Renée ve las tortas pero todas están colocadas, vendidas, listas para la entrega. Desde luego que no dijo nada, las miraba con un dejo de nostalgia. La madre de Ana María, la mujer de la nota, la que espera a un argentino del futuro, advirtió la situación "angustiosa". Se metió en la cocina y a los 15 minutos salió con unos bollitos para untar con manteca y miel. El té se hizó en familia, estaban las dos bisabuelas y algunas amigas de Ana María. En una palabra, un clima de hogar, un lugar ideal para recibir y formar al hijo que está por venir.
Hasta la próxima.

 

 

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