Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 



Revista Gente y la Actualidad

Gente y la Actualidad
23.11.1972

DETRAS DE LA ESCENA
ATENCION ATENCION AQUI BRACELI DESDE RUMANIA NOTA HECHA MUY BUEN MATERIAL Y GRAN EXPERIENCIA REGRESO EL MIERCOLES VIA PARIS ABRAZOS PARA TODOS BlBIBIBIBI

"GENTE" DEL PROXIMO NUMERO TRAE UNA NOTA MUY, MUY IMPORTANTE. Casi sobre la hora de cierre recibimos este teiex urgente: "ATENCION ATENCION AQUI BRACELI DESDE RUMANIA NOTA HECHA MUY BUEN MATERIAL
Y GRAN EXPERIENCIA REGRESO EL MIERCOLES VIA PARIS ABRAZOS PARA TODOS". Respiramos.
Y decidimos revelar el secreto. Efectivamente, Rodolfo Braceli partió hace un tiempo rumbo a Rumania con una misión especifica. Entrar en la célebre clínica del tiempo de la doctora Aslan, donde un grupo de científicos parece haber alcanzado una de las metas más alucinantes de la ciencia: la prolongación de ta vida, el desafío a la vejez. Ya, en una nota anterior, habíamos informado sobre la clínica, citando algunas de las personalidades que la han visitado y se han sometido al tratamiento (Chaplin, O'Neill, Adenauer, De Gaulle). Pero no era suficiente. Teníamos que ir, investigar, entrar en el mecanismo de esa experiencia digna de Ray Bradbury. Lo intentamos y tuvimos éxito. No tenemos detalles todavía, pero el teiex de nuestro enviado especial nos tranquiliza. Y, al mismo tiempo, nos intranquiliza. Porque no vemos la hora de escucharlo, de leer su nota, de analizar las fotografías. Por supuesto, queremos trasmitirle esa expectativa a usted. Decirle que apenas dentro de una semana tendrá en sus manos la historia, las caras, los secretos de la clínica del tiempo. Que será algo así como transitar por un territorio desconocido que está exactamente entre la vida y la muerte. Creemos que algo parecido nos va a pasar a todos —y tal vez a usted— la semana que viene.

Hay oficios insólitos, duros, peligrosos. Pero pocos como el que tiene Angel Rico, un sargento de la Policía de Rosario. Sí. Porque Angel Rico (que es casado y tiene un hijo, como tantos otros hombres) se ocupa de desarmar bombas. Y su caso es todavía más notable. El podría abandonar ese oficio, esa cuerda floja por la que camina todos los días, pero se niega. Porque sus oíros dos compañeros de la Brigada de Explosivos, que trabajaron con él mucho tiempo, murieron al estallar una bomba en la Jefatura de Policía. Para Rico, ese episodio trágico, lejos de señalarle la hora de cambiar de ocupación, se convirtió en una deuda de honor. Hoy, para él, acercarse a un cilindro con cables que puede estallar en cualquier instante no es sólo jugarse la vida por sus semejantes. Es también rendirle un homenaje a sus compañeros. Raúl Acosta y el fotógrafo Ricardo Alfieri, que viajaron a Rosario para entrevistarlo, regresaron auténticamente conmovidos y se hicieron esta pregunta: "Rico desarma bombas para pagarle una deuda a sus compañeros caídos..." ¿Cómo podremos pagarle todos, todos, la deuda que tenemos con él?
Hasta la próxima.

 

 

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