Revista Siete Días Ilustrados
06.10.1969
EN ESTE NUMERO
-En la madrugada del 26 de septiembre, con el sigilo de
costumbre, el golpe militar número 185 se colaba mansamente
en la historia de Bolivia: no hubo grescas, apenas algún
desplante palaciego y un ligero dejo de sorpresa: la verdad
es que el gobierno del intelectual Luis Adolfo Siles Salinas
tambaleaba sobre el vacío, sin mucho apoyo y sin el necesario poder. Las verdaderas sorpresas nacieron con el sol de
ese día, cuando el general Alfredo Ovando Candía, ya en uso
de la presidencia, definió a su revolución de "peruanista",
un estilo que a diario gana nuevos adeptos en América. Poco
antes de ese gesto, y cuando todavía era comandante militar,
Ovando había mantenido un largo diálogo —en La Paz— con un
redactor de SIETE DIAS; conviene refrescarlo: es un cuadro
de las ideas, los temores y las ambiciones que conforman la
personalidad del flamante presidente. A partir de la página
78.
-Hace exactamente un mes, un periodista ítalo-norteamericano
que escribe para el Business Week, amigo de husmear en
ambientes financieros y con olfato muy desarrollado para los
negocios turbios, las crisis de bolsa y otras pestes, empezó
a estar en boca de un público nada afín a su especialidad:
la feligresía católica apostólica romana. En un mes, se
calcula, no menos de 600 mil franceses e italianos han leído
ya el libro El Imperio Vaticano, de Niño Lo Bello, una
especie de inventario de los bienes de la Iglesia —y de cómo
supo conseguirlos— que el autor compuso en diez años de
revolver archivos y de ganarse la confianza de las
consabidas fuentes bien informadas. A partir de la página 22
se extractan cuatro capítulos de esa obra, un material
polémico, inflamable.
-En la semana del Gran Premio Nacional, una de las mayores
fiestas del turf argentino, SIETE DIAS encomendó a dos
redactores la investigación de cómo se forja un caballo de
carrera: un proceso semirritual, celebrado casi en secreto
en esas proveedurías de cracks que son los haras. La
ceremonia, que reconoce varias instancias previas,
celosamente tratadas, empieza con el arribo del nuevo bebé
(foto) y con la puesta en marcha de un prolijo trabajo que
desemboca en las cintas de largada. Entre las páginas 54 y
60 se desbroza esa tibia historia de esperanzas cuyo héroe
es siempre un potríllito de pura sangre.
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