Revista Siete Días Ilustrados
29.04.1974
carta
La semana pasada los lectores de Siete Días nos ofrendaron
una muestra de adhesión que nos obliga y nos compromete, que
nutre nuestro entusiasmo, que casi nos envanece. Por motivos
archiconocidos la revista debió aumentar su precio de tapa,
recurso insoslayable para preservar e incrementar el nivel
de calidad de sus materiales, sin renunciar a ninguno de sus
servicios exclusivos. Como se sabe, Siete Días es el único
medio en la historia del periodismo argentino que tiene
circulación regular en todo el mundo, a través de su Edición
Internacional. O sea que para una publicación independiente,
como ésta, cuyos ingresos provienen solamente de la venta de
ejemplares y de anuncios publicitarios, el cuidado de su
imagen editorial —que en cierto modo es la imagen del país—
es tema de cabecera entre quienes somos responsables de cada
línea de texto y de cada foto. Pero cabía la posibilidad de
que, ante la súbita alza del precio de tapa, algunos
lectores habituales de la revista optaran por la abstención:
no necesariamente los lectores están —o deben estar—
imbuidos de consignas que tienden a una permanente
superación, a la necesidad de ser mejores número a número. A
esta altura de la vida de la revista, cuando su nombre es un
símbolo del mejor nivel del periodismo argentino en toda
América y Europa, no es una mera cuestión de competencia
local la que inspira este desafío. Pero, por suerte, esas
módicas dudas fueron totalmente despejadas a las 72 horas de
aparecido el número anterior: como sucede desde hace tres
meses, los asiduos de Siete Días volvieron a agotar la
edición. Una respuesta que mucho valoramos y agradecemos y
que, por sinceros, no queríamos silenciar.
EL DIRECTOR
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