Revista Siete Días Ilustrados
09.06.1969
AL LECTOR
A media tarde del martes 3, 120 mil ejemplares de una
edición extra de SIETE DIAS fueron echados a la circulación
en todo el país. El suplemento (foto de la tapa, arriba) fue
prácticamente arrebatado de los quioscos por un público
ávido de seria documentación sobre los cruentos disturbios
registrados en Córdoba, la última semana de mayo, corolario
de enfrentamientos anteriores sucedidos en Corrientes,
Rosario y Resistencia, y de los conatos de rebelión
perpetrados en la Capital Federal, Tucumán y La Plata. El
colofón de esos estallidos se vierte en este número, a
partir de la página 6, y constituye el complemento
(¿definitivo?) del análisis editado en el número 108, bajo
el título "Mayo: De corceles y de aceros". Surge de los
hechos —incluido el masivo paro de actividades del viernes
30— una conclusión elemental: el gobierno ya no ostenta el
jactancioso mérito de asegurar el orden y la tranquilidad
social, slogan que hasta hace un mes robustecía su imagen
dentro y fuera de las fronteras nacionales. Lo prueba la
circunstancia de que las Fuerzas Armadas hayan debido
exceder —otra vez— sus funciones específicas, en socorro de
la policía, derrotada por el aluvión rebelde. Como se vio en
la edición extra (magníficamente ilustrada con fotografías
de dos corresponsales exclusivos de SIETE DIAS, Nilo
Silvestrone y Oscar López, el saldo de la hecatombe es
demasiado triste, demasiado grave: una simple ojeada permite
comprobar que los desórdenes no son —como ingenuamente se
intentó hacer creer— el fruto de una maniobra extremista.
Desde luego que habría comunistas en las filas rebeldes, y
que algunos núcleos estarían dirigidos por activistas de esa
extracción (como bien admitió el general Eliodoro Sánchez
Lahoz, comandante del III Cuerpo de Ejército encargado de la
represión en Córdoba), pero resulta imposible negar que se
trató de un alzamiento popular, con adherentes desvinculados
de toda tendencia política. Esta incontrastable evidencia
es, se sabe, lo que más preocupa a la Casa Rosada y a los
altos mandos militares. Evidencia que configura, por otra
parte, el más genuino llamado de atención que el pueblo
(cuya opinión no se escucha desde hace casi tres años,
clausurados los canales de comunicación) hace al gobierno.
En adelante, es deber y responsabilidad del gobierno prestar
oídos al sentimiento de reivindicación de ese pueblo, si es
que aspira a algo imás que a reprimir y a lograr una
resignada obediencia. Esas esperanzas arrancan con la
alocución que el presidente Onganía dirigió al país el
miércoles 4.
La del 3 de junio es la tercera de las ediciones extras de
SIETE DIAS en el curso de ios últimos doce meses: la
primera, con motivo del desastre en la cancha de Rlver
Píate, salió a la calle el 24 de junio de 1968, veintidós
horas después de los sucesos; la segunda, inserta en el
número 107, del 26 de mayo pasado, fue dedicada a los
primeros encontronazos (en Corrientes y Rosario) entre
estudiantes, obreros y fuerzas de represión; la de la semana
pasada testimonia los efectos del feroz cordobazo e incluye
un balance de la situación en todo el país. Por si hacía
falta, es la reiteración del apego de SIETE DIAS por,
reflejar —con criterio adulto y sin complacencias, con
objetividad y sin tapujos— cuanto importa, preocupa y
compromete a los hombres y mujeres que asumen el compromiso
de ser protagonistas del tiempo que les toca vivir. En el
caso de "El desafío cordobés" esa misión fue confiada al
redactor Norberto Gómez, autor de un completísimo informe
sobre la crisis (material que integra también este número),
con el apoyo del corresponsal Raúl Cuestas y el cronista
Andrés Kalwill, de la revista Panorama. Idénticos méritos
acumularon el director comercial Joaquín Villegas González y
los jefes del taller de la Editorial Abril, quienes
obviaron, con loable esfuerzo, todas las dificultades
técnicas.
A partir de la página 44, este número provee una
investigación fuera de serie, dedicada a bucear la confusa
relación padre-hijo. Para el tratamiento del tema se
recurrió a los máximos entendidos, entre ellos a la Dra.
Arminda Aberastury, cuyo ensayo "'El padre y la sociedad
actual" (página 49) fue escrito especialmente para SIETE
DIAS.
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