Presentación *
¿Qué quiere que diga? Como diría el marqués de Bradomín, soy
feo, judío, rante y sentimental. Nací en el hospital
Rivadavia —en el 36— y mi cuna, literalmente, fue un
conventillo, pero eso sí, en una sala grande de una casa de
la calle Larrea. De mi padre, que canta y que alguna vez fue
actor y anduvo en gira por las colonias de Entre Ríos, o por
Santa Fe y otras partes, me viene la vocación que pueda
tener, el ser artista. Me gusta cantar, soplar el trombón a
vara y la trompeta, pero como no sé tocar, me entretengo
haciendo toda una orquesta con la boca. Aparte de 'Cabecita
negra' y 'Los ojos del tigre' (mis dos libros de cuentos),
hay dos obras de teatro todas mías ("Réquiem para un viernes
a la noche y El caballero de Indias;, otra en colaboración
con Roberto Cossa, Carlos Somigliana y Ricardo Talesnik 'El
avión negro'; y una versión escénica de El lazarillo de
Tormes. Además de todo lo que tiré, que es realmente un
vagón (dos o tres borradores de novelas, una pieza y varios
borradores de otros espectáculos teatrales), aparte de
infinitos cuentos que nunca fueron. Escribo con horario,
todos los días, porque si no no se puede y ojalá dentro de
muchos años, cuando ni usted ni yo estemos, alguien se
acuerde de un cuento, o de alguna frase o aunque sea de un
adjetivo de esos pocos felices que a uno le salen a veces
—muy pocos en una vida— y entonces el lector diga: "Esto es
verdad, esto está vivo todavía". Si eso pasa yo, desde el
purgatorio, voy a guiñar este ojo miope, sincero pero
desconfiable, bastante agradecido. No creo que pase, pero,
por las dudas, qué quiere que le diga, es una de las tantas
mentiras que me ayudan a trabajar como una máquina, como un
loco, hasta que se me acaben las pilas. Y siempre hablando
de lo mismo. Porque será un lugar común, pero, ¿no tienen la
impresión de que los autores escribimos siempre un solo
libro a lo largo de todas nuestras páginas? Y es difícil
hacerlo, no crea, porque el striptis al principio parece
lindo, pero después... En fin, señores, más o menos, un poco
por afuera, éste soy yo. Lo demás, para bien o para mal,
está en los cuentos que van a leer.
* Texto del autor incluido en la Antología consultada del
cuento argentino, Buenos Aires, Fabril Editora, 1971.
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