Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 

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Revista Redacción

Redacción
LA REVISTA DE ACTUALIDAD MEJOR INFORMADA
Vol. II - Nº 14 Abril, 1974
Director
HUGO GAMBINI
El sumario de este número se desarrolla en las siguientes páginas:
El Gobierno y la Oposición, por Hugo Gambini
Cartas
Transiciones
Obituario
Adónde va la república
La cuestión de los precios y salarios, por Carlos Macchi
El Plan de Difusión, por Carlos Russo
Cuánto vale el petróleo de Libia
Bolsa
Los cuadros de Santamarina, por C. Córdova Iturburu
Lo que no sucedió, por Salvador Ferla
Qué hace Cámpora en México, por Alfredo Andrés
Recuerdos del sindicalismo (I), por Oscar A. Troncoso
Del garrote vil a la pastoral prohibida, por Héctor Sayago
Primicias: El documento inédito de monseñor Añoveros
El mundo en su estado actual, por Osiris Troiani
Cómo será el futuro de la Argentina
Tribunales
Qué hay en Futaleufú
Nuestro crecimiento no depende de la pildora, por Sergio Sinay
Nueve puntos para el cine argentino, por Héctor Grossi
La televisión congelada, por Miguel Smirnoff
La música no se gasta, por Jorge Aráoz Badí
Las propuestas de la moda, por Graciela Clemente
Los espías de la industria, por Miguel Brihuega
El tiempo, esa sabia lección, por Alberto
La apertura de la temporada teatral, por Kive Staiff
Novedades
La tecnificación del agro
El desabastecimiento, por León Schwartzman

UN AÑO DE TRABAJO
Hace un año, en marzo de 1973, decidimos lanzar una revista nueva, distinta, dirigida a un público adulto y equilibrado que se sentía algo hastiado de tanta teorización política y del exceso de frivolidad periodística. Una revista pensada durante un mes para un lector que piensa todos los días. Asi nació Redacción, con un pequeño equipo de colaboradores que fue creciendo sobre la marcha; con un par de escritorios y sillas prestadas que recién fueron devueltos cuando se pudieron comprar muebles propios; con dos oficinas vacías que luego se multiplicaron en cinco habitaciones llenas de papeles, estantes, libros, máquinas de escribir, tableros de dibujo, archivos, etcétera; y con un crédito muy liberal de los talleres gráficos que componen nuestra tipografía, hacen nuestras páginas, imprimen nuestros pliegos y arman nuestros suplementos.
No fue fácil poner en marcha esta revista, y menos aún superar la primera etapa —con pocos anuncios publicitarios, sin cuotas de papel en medio de la escasez, con mínimos recursos promocionales—. pero al cumplir los primeros seis meses advertimos que el esfuerzo no había sido en vano. Las agencias de publicidad empezaron a reclamarnos tarifas de avisos; los lectores venían a comprar números atrasados; llegaban cartas del interior pidiendo suscripciones: nuestras notas eran leídas por los comentaristas radiales; los distribuidores exigían más ejemplares para colocar en los kioscos.
Nuestra independencia absoluta —sólo percibimos ingresos por la venta de ejemplares y de espacios publicitarios— hizo posible que siguiéramos escribiendo s!n ataduras políticas, tomando la misma distancia con todos los sectores de opinión pero sin escaparnos de la realidad ni especular hipócritamente con un transitorio conformismo. Es decir, cumpliendo lealmente nuestro propósito inicial de informar verazmente, criticando con serenidad, sirviendo al país. Por eso Redacción —lo hemos comprobado— es cada vez más leída, y más respetada.

 

 

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