Revista Siete Días Ilustrados
07.06.1971
En este número
Un par de semanas atrás, algunos periódicos de Buenos Aires
tomaron nota de una especie de semblanza de la época
peronista, escrita por Jorge Luis Borges y titulada Leyenda
y realidad, en donde el vate traza un inventario de
reproches: es, más bien, una seguidilla de consideraciones
al más puro estilo del "contrera" irrecuperable. Su prosa,
tan depurada y graciosa como la de su Informe de Brodie, se
abre a la polémica, al fastidio, a la réplica; y así pasó,
no más: días después los diarios alojaron una solicitada del
sindicato de Luz y Fuerza, en la que, globalmente, se le
niegan méritos para una interpretación histórica de esa
especie. Lo que pasa es que "nunca leí un diario en mi vida;
soy de las personas que creen que la historia puede
conocerse mejor al cabo de unos siglos". Esta confesión de
Borges fue recogida en Nueva York por el corresponsal de
SIETE DIAS, en el trascurso de un diálogo en el que ventila
—a veces con cierto pudor— los rasgos más pintorescos de su
personalidad. Ese texto ocupa tres páginas, a partir de la
60, y contiene además su propia valoración sobre temas tales
como Vietnam, la juventud norteamericana y el comunismo.
Aún no se habían acallado los ecos del caso Sylvester
(liberado por el Ejército Revolucionario del Pueblo, tras
una semana de cautiverio, el 31 de mayo), cuando en la
madrugada del 1º de junio detonó otro hecho subversivo, cuya
magnitud puso sobre ascuas —de nuevo— al país entero.
Perpetrado con llamativa precisión, sin disparar un solo
tiro, esta vez los Montoneros coparon San Jerónimo Norte, un
pueblo ubicado a unos 50 kilómetros de Santa Fe, asaltaron
un banco y la comisaría y tuvieron tiempo para estampar su
rúbrica en unas cuantas paredes. Este tema preside la
sección SIETE DIAS en la Argentina, a partir de la página
14, en donde además se brinda información sobre el paro
docente (arriba, las fotos muestran aspectos de
manifestaciones estudiantiles de apoyo a la huelga), sobre
la estructuración del Plan Político y sobre las vicisitudes
que padecerá el costo de la vida, en opinión de algunos
especialistas.
Desde sus comienzos SIETE DIAS se ha caracterizado —dentro
del ambiente periodístico— por ser una de las poquísimas
revistas que logró conformar un equipo de trabajo estable,
homogéneo, sin fisuras conceptuales. En buena medida ese
mérito ha sido obra de quienes fueron capaces de implantar
un estilo (el estilo SIETE DIAS) e irradiar su capacidad
profesional, su aptitud para consolidar un elenco eficiente
y responsable. Dos de los hombres que asumieron esa consigna
—y la cumplieron cabalmente— no integran el staff de la
revista desde la semana pasada: se trata del Asesor de la
Dirección, Sergio Morera, y del Jefe de Redacción, Osvaldo
Tcherkaski, impulsados ambos a revalidar sus excelentes
condiciones personales —y no sólo periodísticas— en otras
redacciones. SIETE DIAS les desea algo que sin duda van a
conseguir: el éxito.
Por esta razón los cuadros de SIETE DIAS debieron
experimentar un reacomodamiento: a partir de esta edición
Hugo Gambini (ex Panorama) ocupa el cargo de Jefe de
Redacción; Mario Bohoslavsky, hasta ahora Prosecretario,
pasa a ser Secretario. Y se incorporan dos redactores:
Rodolfo Andrés y Luis Laplacette.
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