Revista Siete Días Ilustrados
12.07.1971
En este número
La luz verde que el gobierno nacional encendió la semana
pasada a la actividad política, de acuerdo con los dictados
de la Ley Orgánica de los Partidos, permitió el retorno de
las viejas agrupaciones, aparentemente tan intactas como el
día en que fueron declaradas ilegales. Son "los conocidos de
siempre", con sus mismos hombres y sus mismas ideas. Nada
parece haber cambiado en estos partidos, cuyas estructuras
estuvieron congeladas durante cinco años, pues así lo
demuestran sus recientes declaraciones y asambleas (páginas
17 a 20). Deseosos de una renovación en esos cuadros
dirigentes, los argentinos ven otra vez en primera fila a
los mismos que ayer eran acusados de "haber demorado el
desarrollo político, social y económico del país". Es que
ahora se advierte con claridad que la promesa
"revolucionaria" de junio de 1966 no fue más que eso: una
promesa.
•Para acercarse a esa realidad, SIETE DIAS estuvo en el
reciente cónclave del radicalismo del Pueblo efectuado en
Miramar (foto), entrevistó a los hombres que discuten la
probable unión de los dos partidos socialistas, dialogó con
los conservadores que intentan reverdecer viejos "laureles"
y obtuvo información de los movimientos frondicistas,
ucristas y demócratas cristianos.
•¿Quién es el personaje que desató el último gran escándalo
en los Estados Unidos? ¿Cómo se trasforma un planificador de
guerras en adalid de la paz? Rastreando el pasado de Daniel
Ellsberg [foto], el hombre que entregó a la prensa los
documentos secretos del Pentágono, el semanario
norteamericano Time estructuró un exhaustivo informe, cuyos
derechos de reproducción en la Argentina fueron adquiridos
por SIETE DIAS. Ese material se incluye entre las páginas 72
y 75.
•Todavía no se han acallado las polémicas suscitadas en
torno del escritor colombiano Gabriel García Márquez —a
quien el premio Nobel guatemalteco Miguel Angel Asturias
acusó de plagio— cuando un redactor de SIETE DIAS descubría,
en La Rioja, un pueblo que parece el calco exacto de
Macondo, la ciudad legendaria imaginada por G.G.M. en Cien
años de soledad. No sólo porque en Aicuña casi todos los
habitantes forman parte de una misma familia (los Ormeño),
sino porque su genealogía exacta está asentada en libros que
empezaron a llevarse hace 300 años. Al igual que Macondo,
Aicuña tuvo su precursor de adelantos tecnológicos (que no
se llamó Melquíades sino Arsenio Salinas, e introdujo el
fonógrafo y el hielo), sus patriarcas y su maldición: a
causa de la elevada consanguineidad, el pueblo se
caracteriza por la alta proporción de albinos —mil veces
mayor que en el resto del mundo—, un fenómeno genético sin
precedentes que ahora estudian especialistas argentinos
(pág. 44).
•Las costumbres cambian con tal velocidad que, a menos de
una generación de distancia, cualquier muchacha moderna usa
ahora ropas que antes sólo se hubiera atrevido a usar una
audaz vedette. Es que el pudor femenino ha sufrido una
revolución tan profunda, en lo que va del siglo, que parece
a punto de desaparecer. Un análisis de ese fenómeno y de sus
causas se brinda a partir de la página 48. Sin duda, entre
las precursoras de esa decadencia figuran las grandes
coristas de antaño —las bataclanas, según se les decía
entonces—, a través de cuyo desparpajo, belleza y gracia los
argentinos aprendieron a apreciar el arte de exhibir el
cuerpo; a 40 años de su época de oro, no son pocos los
memoriosos que entronizarían a Sarita Rivera —reportaje de
página 64— en la cúspide de ese estilo despampanante y
frívolo.
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