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crónicas del siglo pasado

 

Tapas de Revistas
Revista Siete Días Ilustrados

Siete Días Ilustrados
24.07.1972
EN ESTE NUMERO
En la medida en que las exigencias de la vida moderna tornan cada vez más dinámica y apurada la vida de la gente, los periodistas han debido acomodarse —resignarse, quizás— a ocupar un lugar importante pero fugaz en el quehacer cotidiano de los lectores. Y no porque el público dedique menos tiempo a la lectura, sino porque la acumulación de información vuelve perecedero cualquier informe, cualquier nota, en poco tiempo. Por eso una medida de la eficacia profesional también está dada por la supervivencia de una publicación a partir del momento en que llega a las manos de un lector. Ningún redactor espera que sus notas sean guardadas en la biblioteca: se conforma con que sean leídas y aún entiende que a veces el destinatario de ese ejemplar no tiene tiempo de leer todo el material publicado en una edición; si se entera de que algún lector guardó su revista varios días para mostrarla a un amigo o recortó una nota para su archivo personal, ya se da por muy contento. ¡Cómo no enorgullecerse, entonces, de que sean tan numerosos los lectores de Siete Días que guardan consigo la colección completa, y que en algunos casos hasta cuentan con un fichero por temas! Para ganar ese premio —que como se ha dicho excede a la expectativa normal en el periodismo moderno— Siete Días ha debido brindar en sus páginas no sólo las alternativas de los hechos semanales del país y el mundo, sino valiosos documentos periodísticos de actualidad; uno de ellos, en las páginas centrales de color de esta semana, puede calificarse de excepcional: el sacerdote jesuita Ismael Quiles cuenta cómo es China por dentro, a partir de un viaje de un mes que realizara recientemente por cuatro ciudades —entre ellas Pekín— de ese misterioso país.

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