Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 

Tapas de Revistas
Revista Siete Días Ilustrados

Revista Siete Días Ilustrados
16.10.1972
EN ESTE NUMERO
Todas las semanas, casi sobre el cierre de la edición, los títulos de tapa suelen ser motivo de arduo debate entre el director, el jefe de Redacción y los secretarios. Es que, también en este aspecto, la verticalidad de mandos debe ser relegada en favor de un democrático cambio de opiniones, capaz de evaluar, con la mayor ecuanimidad posible, el amplio espectro de temas que Siete Días presenta en cada uno de sus números. En todo caso, la función del director reside en decidir por tal o cual tema, por éste u otro título cuando los criterios que se postulan son irreconciliablemente contrapuestos. Esta semana, la discusión sobre uno de esos títulos insumió un lapso de tiempo bastante más prolongado que de costumbre. En principio, no había duda de que el reportaje a Palito Ortega reunía los méritos indispensables para ocupar un lugar en la portada, acaso porque documenta el más amplio y profundo testimonio que el notorio cantante haya brindado a un hombre de prensa; en segundo lugar, porque en su transcurso se refleja su personalidad íntima, de común relegada tras su máscara artística. De modo que identificarlo con su mote popular —Palito— equivalía a una concesión que el reportaje no merecía. Palito se llama Ramón era una de las tesis, y si aquí se trata de rescatar la dimensión humana del personaje, la tapa debe mencionarlo como realmente corresponde. La opinión contraria apuntaba a considerar que Ramón Ortega, a secas, despistaría a buena parte del público, presuntamente incapaz de relacionarlo con el célebre Palito. Por fin, la polémica concluyó pacíficamente: los lectores de esta revista no necesitan ser seducidos para ganar su interés por ella; y la revista misma es lo suficientemente adulta para no creer en esa clase de señuelos.

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