Revista Siete Días Ilustrados
01.01.1973
MEMORANDUM
Unos más, otros menos, ¿quién puede decir que no está
condicionado al almanaque? En esta época ese
condicionamiento vertebra un júbilo a flor de piel que no
siempre es fácil de explicar, que no siempre puede
justificarse, características que por una vez constituyen el
verdadero mérito. Así, ia inauguración de un año decide a
los seres humanos a codearse con ilusiones y esperanzas, a
pasarle una mano de antióxido a su optimismo. Esa tendencia
espontánea a imaginar un futuro mejor se manifiesta también
en el ámbito periodístico, siempre tan sensibilizado por el
espíritu que reina en su contorno. Y la magia revierte,
habitualmente, en satisfacciones que los hombres de prensa
exhiben ante sus lectores: el caso es que Siete Días embarca
en 1973 el más ambicioso paquete de proyectos, todos ellos
encaminados a retribuir la confianza y la fidelidad de sus
cientos de miles de lectores de toda América hispana. Por
otra parte, este enriquecimiento del diálogo de cada semana
representa la mejor manera de emitir buenos augurios sin
caer en la cursilería.
Por si fuera poco, ésta es también una época de expectativas
políticas que el país acuna celosamente: pautas muy
importantes para interpretar esa realidad se vierten a
partir de la página 6, en donde se trascribe el diálogo más
nutrido y abundante que el presidente Lanusse mantuvo con
representantes de una publicación argentina.
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