Revista Siete Días Ilustrados
22.01.1973
MEMORANDUM
El hecho de que la revista gusta a una cantidad cada vez
mayor de lectores (en Buenos Aires, el número 296 se agotó
en 48 horas), consigue restañar esa angustia que fermenta
entre quienes deben cruzar el verano en la Redacción, sin
pausas y sin concederse la gracia de un paréntesis en la
playa. Este oficio tiene ese inconveniente: las revistas
responden a plazos fijos de aparición, no importa si entre
una y otra edición hay feriados o "caen" los Carnavales; por
otra parte, los lectores son igualmente exigentes cuando
hojean la revista en el subte o repantigados bajo una
sombrilla de la Bristol. Para colmo, el verano del 73 es
especialmente abrumador, no tiene las características
letárgicas de otros: el paisaje político de la Argentina se
nutre a diario de nuevos matices, que hay que registrar
puntualmente; Mar del Plata constituye un nudo de
información que obligó a incrementar la dotación de enviados
(y a instalar una sede en plena Rambla del Casino);
turbulencias meteorológicas como la de San Justo, en la
provincia de Santa Fe, exigieron el rápido alistamiento de
un equipo de reserva, hasta entonces abocado a otros frentes
del espectro de noticias. En suma, un enero tan
congestionado (pero tan satisfactorio desde el punto de
vista de la aceptación del público) demandó la postergación
de algunas vacaciones, máxime porque debían atenderse varios
casos especiales: es que Siete Días "padece" una vertiginosa
ola de casamientos, fenómeno al cual ya se aludió en un Memo
anterior. El último —hasta ahora— exponente de la serie es
Oscar Giardinelli (campeón interno de ajedrez), flamante
marido de Mónica Schapira, secretaria de Adriana. Al
costado, arriba, la caricatura de Giardinelli que adornó la
tarjeta de participación de su boda.
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