Revista Siete Días Ilustrados
29.01.1973
MEMORANDUM
En la sección Correo (página 78) se publican algunas cartas,
elegidas entre muchas más sobre el mismo tema, que
aterrizaron en Redacción la semana pasada. Las misivas
incurrían en idéntico tono de enojo, solventado por el hecho
de que en el número 295 no apareció Juan y el Preguntón.
Conviene aclarar —rápidamente— que la ausencia de la tira de
Bróccoli se debió a motivos bastante fortuitos y que el
desliz no habrá de repetirse. Por otra parte, es un placer
comprobar que una historieta que nació modestamente, aunque
abastecida por el enorme talento de su creador, se haya
convertido en uno de los pilares de la revista, al punto de
que decenas de lectores eleven su airada protesta en cuanto
los singulares habitantes de Clave de Ja faltan a una cita.
Otra conclusión, subsidiaria de ésta, resulta acaso más
estimulante: el buen humor, una de las constantes de Siete
Días, constituye la principal vía de coincidencia con la
mayor parte de sus lectores sobre todo los jóvenes, como
bien puede descubrirse cotejando la correspondencia de todos
los días. En efecto, ellos reconocen que uno de los rasgos
característicos de Siete Días es su modo jubiloso, a menudo
ácido y zumbón, de observar el paisaje contemporáneo. Podría
decirse que es un estilo de vida, como podrá ratificarse la
semana que viene. (Por ahora, ver anuncio de la página 3, y
los pies de la 60 y 61.)
|