Revista Siete Días Ilustrados
07.05.1973
MEMORANDUM - De cómo la maledicencia hace ver visiones y el
periodista no es, como se cree, el lobo del periodista
No es cierto que los periodistas sean tan celosos y
susceptibles, y que normalmente se asesten zancadillas con
el propósito de alcanzar la nota exclusiva. El cotidiano
ejercicio de la profesión permite asegurar que, tanto como
ocurre en el medio científico, los hombres de prensa
necesitan trabajar en equipo, aun cuando un determinado
elenco no esté integrado por personal de una misma
publicación. Los grandes sucesos prueban que existe una
estrecha colaboración aun con representantes de la
competencia más directa, cosa que el público puede advertir
si observa atentamente los noticieros de la televisión: es
frecuente que el cronista de Canal 9 ayude a sostenerle el
micrófono a su par del 11, o que, entre ambos, armonicen un
diálogo más jugoso con el entrevistado, para beneficio de la
platea de una y otra emisora. En el ámbito del periodismo
escrito, esa asistencia mutua se da asiduamente, aunque
trascienda menos, y se ha robustecido desde que
—paradójicamente— diarios y revistas han exacerbado su
carácter de adversarios. En el orden profesional la
rivalidad ha operado una especie de toma de conciencia en el
sentido de que el esfuerzo común contribuye al mejor logro
de un objetivo también común. Las diferencias (y las
ulteriores preferencias del público) aflorarán luego, frente
a la máquina de escribir: como ocurre en todas partes, hay
periodistas de primera, de segunda y de tercera, más o menos
capaces de reflejar la noticia con objetividad y sin falsos
prejuicios. Sobre el espíritu amable que reina entre quienes
viven del periodismo, Siete Días obtuvo la semana pasada una
prueba concluyente: este número incluye tres páginas
dedicadas a mostrar, fotográficamente, cómo son las
redacciones de Buenos Aires por dentro. Salvo contadísimas
excepciones, nadie sospechó que Siete Días quería jugarles
una mala pasada, o que los cronistas invasores pretendían
fisgonear vaya uno a saber qué cosa.
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