|
Revista Siete Días Ilustrados
18.02.1974
Luego de recorrer más de 55 millones de kilómetros en el espacio
durante casi tres meses, amerizó días atrás (el viernes 8) en el
océano Pacífico, con una precisión cronométrica y a cinco kilómetros
del portahelicópteros Nueva Orleans que la aguardaba a 280
kilómetros de San Diego, California, la cápsula Apolo que conducía a
su bordo a los miembros de la misión Skylab lll Gerald Carr, Ed
Gibson y Bill Pogue. Tomaron más de 75 mil fotografías del Sol y 20
mil de la Tierra durante su periplo, Un hecho que llamó la atención
de los científicos de la NASA fueron los misteriosos trastornos
físicos operados en los pilotos del laboratorio espacial: todos
ellos regresaron con un centímetro más de estatura, la cara más
alargada y varios kilos menos.
Hasta ahora los médicos sospechan que semejante crecimiento se debió
a la separación de las vértebras provocada por la falta de gravedad
que soportaron los viajeros durante los 84 días que duró la
travesía. De cualquier manera, lo que más llamó la atención en torno
a la culminación del proyecto Skylab lll fue que pasó prácticamente
inadvertida para todo el mundo: por primera vez, la televisión
estadounidense se abstuvo de transmitir el acontecimiento. No era
para menos: la crisis petrolera y los imprevisibles avatares de la
política hicieron que los norteamericanos —asi como también muchos
otros pueblos del mundo— concentraran su atención en sucesos mucho
más terrenales.
carta
Cuando esta edición gane la calle, el director de Siete Días habrá
cumplido su primera semana de descanso en un paradisíaco balneario
uruguayo, situado entre Punta del Este y Chuy. La referencia
geográfica —bastante imprecisa, pues entre ambos puntos median 200
kilómetros de costa— responde a un expreso pedido del propio Firpo:
ni sus colaboradores más inmediatos conocen con exactitud el lugar
elegido por aquél como refugio veraniego. Al parecer, el mandamás no
quiso reeditar este año experiencias anteriores, en las que el goce
de sus vacaciones se vio turbado por incesantes consultas
telefónicas desde la redacción, y hasta por algún inoportuno, fugaz
retorno a Buenos Aires para decidir la publicación de una tapa
"difícil". Ante la terminante —y comprensible— determinación de
anonimato vacacional tomada por Firpo, el ejercicio de la dirección
admitió una novedad: por primera vez en la historia de Siete Días,
los secretarios de redacción —a excepción de Agostinelli, quien en
este momento estará reflexionando seriamente sobre la inconveniencia
de haber llevado su sofisticado equipo de mosca para pescar escualos
en Península Valdés— asumieron el comando absoluto de la revista.
Figueroa, González y Juárez cargarán sobre sus espaldas durante todo
febrero, pues, con la responsabilidad directriz de Siete Días. Una
fajina que los compromete en más de un sentido: en primer lugar,
claro, con el lector. No es tarea fácil, por cierto, mantener y aun
incrementar el nivel de un medio periodístico cuando ese medio está
recibiendo del público una respuesta más que halagüeña. Difícil,
pero no imposible: no es casual que los 220 mil ejemplares del
número anterior se hayan agotado rápidamente, moviendo a elevar la
tirada de la presente edición a 250 mil unidades.
Los Secretarios
Rosana Halfon, quien aparece en la tapa de este número, posó en Mar
del Plata para el fotógrafo Mariolino Castellazzo.
|
|