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Revistas Siete Días Ilustrados
16.09.1974
carta
Hay personajes que constituyen, por acto de presencia, una
invocación a la nostalgia. A menudo Siete Días recurre a ellos, no
siempre porque las circunstancias o sus merecimientos los instalan
de pronto en la cresta de una noticia, sino más bien porque es
función del periodismo moderno establecer puntos de referencia,
trazar paralelos, cotejar estilos de vida, intentar una síntesis
entre el pasado y el presente. Es frecuente, por eso, que los
redactores de la revista expresen tanta insistencia por lograr una
entrevista con el más flamante de los. ministros como por concretar
una cita con alguna de esas raras figuras enraizadas en el espíritu
de nuestro tiempo, al fin de cuentas consustanciadas con nuestro
paisaje, partes inherentes de nuestra idiosincrasia. ¿Quién puede
dudar que Tito Lusiardo es uno de esos personajes? Basta recorrer
una pocas líneas de su frondosa autobiografía (página 24) para
descubrir que tras cada uno de sus gestos busca abrigo un mundo
entrañablemente romántico, condenado a la indiferencia de las nuevas
generaciones. Para rescatarlo en plenitud y sin desperdicios,
insistimos en una técnica que urdimos hace pocas semanas: es la voz
del propio Lusiardo la que se transcribe en todo el curso de la
nota, sin las interferencias a veces superfluas del periodista. Por
el contrario, la perspectiva de Siete Días era indispensable para
documentar una plausible realidad, forjada en la provincia de San
Luis (página 58).
EL DIRECTOR
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