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crónicas del siglo pasado

 

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Siete Días Ilustrados

Revista Siete Días Ilustrados
07.10.1974

carta
Un par de reportajes aparecidos últimamente en Siete Días desataron por parte de sus protagonistas, un brioso alud de desmentidas. En apariciones públicas y a través de otros medios de comunicación, divulgaron que a revista había tergiversado sus declaraciones y que en vano habían intentado, repetidamente, comunicarse con el director con el propósito de hallar satisfacción a sus quejas. Vayamos por partes. Puede ser que la transcripción dactilográfica de un diálogo no resulte del todo fidedigna, que la necesidad de extractar sus partes sustanciales (tras despojarlas de las imperfecciones de la expresión oral) quizás lesione las raíces de un pensamiento. Sin incurrir en mala fe, ni en ligereza, hasta es posible que el traslado a diez carillas de un diálogo de cuatro o cinco horas no proyecte con total fidelidad la imagen del entrevistado: es una regla de juego tácitamente aceptada por las partes. Pero toda vez que una de esas partes deseó expresar su disconformidad -ante supuesta distorsión de sus declaraciones-, hemos optado por aceptar la reclamación, y darle estado público, sin entrar en demasiadas averiguaciones. Finalmente, no es tan extraño que un reporteado se arrepienta de lo que dijo y alegue tergiversación con el oculto propósito de rectificarse. En suma, jamás nos hicimos desear a la hora de responder a una queja, aun cuando ya haya sido ventilada por otros medios y con fines notoriamente promocionales. Por lo tanto, no es cierto que esas personas hayan insistido, infructuosamente, en su afán de sentar un reproche; más bien, ni lo intentaron.
EL DIRECTOR

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