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Siete Días Ilustrados 31.08.1970 EN ESTE NUMERO ALONSO:
SU ASESINATO (página 98). A 423 días del atentado contra Augusto
Vandor, otro líder sindical de primera línea es fríamente baleado
por los profesionales del terror. Alonso pasa a engrosar así,
junto con Vandor y Aramburu, la trágica lista de víctimas elegidas
por los que creen que el crimen político, la eliminación de una
persona, rinde jugosos dividendos, aporta algo a la solución de
los múltiples problemas nacionales. El país, mientras tanto, se
pregunta: ¿hasta cuándo? LA VIDA SEGUN ROSE KENNEDY (página
22). La anciana fundadora del clan familiar más poderoso que
registra la historia de los EE.UU. (izquierda) no se resigna a
asumir esa imagen dolorosa que persiste en pintar la prensa de
todo el mundo. "Adoro los paseos al aire libre, la risa de los
jóvenes, las travesuras de los chicos", confesó al periodista de
una publicación asociada a SIETE DIAS. Su testimonio y las fotos
exclusivas cedidas por Life invitan a creerle cuando jura que la
cruz que Dios carga a los mortales "no es tan dura como para que
no la podamos sobrellevar". POLITICA ECONOMICA 0 ECONOMIA
POLITICA? (página 18). La última semana de agosto trascurrió en
torno a varios interrogantes que conturban a la opinión pública y
repercuten en el seno del propio gobierno: ¿cuánto tiempo
demandará implementar la salida política?; ¿qué planes intentan
replantear las tendencias derrotadas por la reciente ratificación
de las pautas fijadas por el titular de Economía?; ¿en qué
desembocará la pugna de las falanges liberales por abrir una
válvula descompresora de tensiones, aun antes de la concreción de
los Objetivos económicos actuales?; ¿cuál será la reacción del
ministro Moyano Llerena ante la renuencia de la banca privada a
apoyar masivamente la apertura de préstamos personales para los
sectores de menores ingresos? La mayoría de la población, ajena a
este ajedrez oficial, sólo se limita a esperar, como en las
novelas de suspenso, la publicación del próximo capítulo.
MISILES PARA LA PAZ (página 64). Los imaginativos estrategas
chinos del siglo XIII estaban lejos de suponer que las primitivas
flechas incendiarias que lanzaban con cohetes serían las
precursoras de los modernos misiles (abajo) que hoy posee toda
potencia importante que se precie de su poderío. Los hay de
infinitos tamaños, composición y grado de efectividad. Su
cantidad, estratégicamente diseminada por todo el mundo (en la
Tierra y quizás en órbita espacial), es la tenue, irónica garantía
de que esta arma mortífera nunca será usada para una guerra en
gran escala. Lo contrario sería pensar que alguien está empeñado
en la desaparición del género humano. Quizá con la secreta
intención de empezar todo de nuevo, pero esta vez bien.
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