Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 

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Revista Siete Días Ilustrados

Revista Siete Días Ilustrados
19.03.1976

carta
El hombre de la calle no atina a comprender qué le está pasando a su bolsillo; nota, desde luego, que no hay plata que le alcance, que ha debido restringir su cuota de satisfacciones y postergar muchas de su necesidades inmediatas. Es posible que no atine a descubrir por qué sucede todo esto, dónde están las fallas que convirtieron a la Argentina —¡vaya record!— en el país de más alto nivel de inflación en todo el mundo. Lo curioso es que buena parte de esas dudas, y que muchas de estas ignorancias, se agolpan también en la mente de prestigiosos analistas y de altos hombres públicos, unas veces despistados y otras confundidos para elaborar un diagnóstico sensato. La economía es una hermana menor de la política y por eso las interpretaciones están casi siempre teñidas de partidismo o resultan decididamente tendenciosas. El matete, esto es lo cierto, abarca todos los niveles y agobia por igual a empresarios y asalariados: la semana pasada, entidades representativas de uno y otro sector hicieron oír, con pareja dureza, sus quejas por tanto inmerecido castigo y por las exigencias de más y más "sacrificios" impuestas por los sucesivos titulares del Palacio de Hacienda. Ese sacrificio lo comparten, lo sabemos muy bien, los lectores habituales de Siete Días, que como los demás medios periodísticos, está sometida a frecuentes aumentos de precio. Quede claro que voluntad de los editores no pesa en estas decisiones. El imperio de las circunstancias es más poderoso. Las excusas huelgan.
EL DIRECTOR

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