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Revista Siete Días Ilustrados
15.06.1970
EN ESTE NUMERO
En el editorial de su edición anterior, SIETE DIAS decía que "en
la Argentina ha sonado la hora de la verdad". Lejos estaba de
imaginar que ese vaticinio se concretaría pocas horas después. En
la mañana del lunes 8 se dio a conocer un comunicado del
comandante en jefe del Ejército, Alejandro Agustín Lanusse,
señalando que la posición del arma con relación al cumplimiento de
los objetivos políticos de la Revolución Argentina era
incompatible con la postura adoptada en la emergencia por el
presidente Juan Carlos Onganía. A partir de entonces, los
acontecimientos se sucedieron vertiginosamente: la Armada y la
Aeronáutica apoyaron el pronunciamiento de Lanusse, y poco después
del mediodía exigieron la renuncia del primer mandatario,
recordándole que el poder político estaba en manos de la Junta de
Comandantes. Ante la falta de respuesta, decidieron destituir a
Onganía y comunicarlo a la Suprema Corte de Justicia. Poco antes
de medianoche se cerraba el último capítulo de una crisis
creciente, iniciada un año atrás, que amenazó con sumergir al país
en el caos institucional porque "la reiteración de tensiones
sociales y una evidente sensación de inseguridad pública"
produjeron "discrepancias con las Fuerzas Armadas, las que se
agravaron por no haber sido posible lograr acuerdo entre las
mismas y el ex presidente en cuanto a la forma de encarar las
medidas necesarias para el futuro desarrollo del proceso político
nacional", según reza el mensaje leído por el presidente de la
Junta de Comandantes, almirante Pedro Alberto José Gnavi, en
oportunidad de reasumir el gobierno (foto). La crisis y su
desenlace fueron cubiertos por un verdadero ejército de
redactores, y fotógrafos —se movilizó casi el staff completo de la
revista—, que elaboró la nota desplegada entre las páginas 8 y 19.
■ Otros temas mantuvieron atareados, también, a los hombres de
SIETE DIAS: el drama de Tucumán, una provincia que se debate entre
la miseria y el éxodo, imposibilitada de liberarse de la condena
económica que le impone su monocultivo (página 22); seguir las
andanzas del veleidoso Norman Briski, un mimo que no titubea en
autodefinirse como "un neurótico galopante, como todo el mundo"
(página 34); las peripecias vividas por la expedición
ítalo-argentina que ascendió al Nevado de Los Tambillos, en San
Juan (página 44); y el reciente agravamiento de la situación en
Medio Oriente, un delicado equilibrio que amenaza con desembocar
en una vietnamización de la zona a raíz de la cada vez más
pronunciada intervención soviética.
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