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Revista Siete Días Ilustrados

Revista Siete Días Ilustrados
13.04.1973

MEMORANDUM: De cómo ciertas ausencias resultan francamente engañosas

La Redacción acaba de cumplir el aniversario de una fecha íntima: de acuerdo a los muy puntuales registros que lleva Patricia Christensen, el 11 de abril de 1972 fue la última vez que en el primer piso de Leandro N. Alem 896 se reunió en pleno la dotación de Siete Días. Un año después, ese fenómeno no se ha vuelto a repetir y en opinión de algunas fuentes generalmente bien informadas (jefe Mario Bohoslavsky, secretario Alberto Agostinelli, coordinador Rodolfo Díaz Guerra) pasará mucho tiempo para que suceda de nuevo. A priori puede suponerse que los redactores, fotógrafos y diagramadores de la revista se enferman muy a menudo o gozan de vacaciones extraordinarias, pero la razón no es ésa; ocurre que la multiplicidad de temas que abarca Siete Días y su enorme espectro de influencia obligan a prestar cada vez mayor atención a cuanto ocurre fuera de Buenos Aires e, inclusive, fuera de la Argentina. No es una hazaña que Siete Días haya previsto una cobertura especial para rendir homenaje a Pablo Picasso (ver páginas siguientes), porque ésa era una obligación de cabecera; sí, en cambio, que haya sido el único medio capitalino presente en las elecciones complementarias de Neuquén (número 308) o que redescubra para sus lectores las maravillas del parque submarino de Puerto Madryn y ciertas grutas riojanas —las salamancas— que han dado pie a un mito arraigado en el Noroeste entero (materiales que en este número se editan a todo color). Ese afán, esa preocupación medular para quienes conciben Siete Días, es la causa de que prácticamente nunca pueda encontrarse en Redacción la totalidad de sus integrantes: en cualquier momento, alguien está escalando un cerro, tripulando un kayak, oteando desde las nubes o a ras de tierra las minucias de un mundo que no se acaba de aprehender. Con propósitos tanto o más trascendentales, el lunes 9 volvió a Buenos Aires Sergio Morero, jefe de la Edición Internacional, tras una recorrida de un mes por media docena de países latinoamericanos: en vísperas de cumplir un año la revista de circulación continental, Morero llevó —y trajo— la jubilosa refirmación de los ideales que originaron su lanzamiento. Hispanoamérica sí que es un universo por descubrir.

 

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