Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

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Tapas de revista
Revista Siete Días Ilustrados

Revista Siete Días Ilustrados
06.01.1975
Tapa: Thelma Tixou

Al cabo de tantas tensiones, 1974 reportó a la revista un halago reconfortante: en la semana en que el número 394 (tapa de Graciela Borges) se esfumaba de los quioscos en menos de 48 horas, el Club de Mujeres de Prensa condecoraba a dos periodistas de Siete Días por su actuación durante el año. Ese reconocimiento fue tributado a Adriana y a Dionisia Fontán (ambas en la foto, con Blackie, durante la ceremonia de entrega de distinciones) y constituyó un justificado homenaje a quienes, con su talento y su fervor testimonial, ofrendan a los lectores el punto de vista femenino sobre los temas más inquietantes de la realidad cotidiana. No es casual que esos premios hayan recaído en profesionales decididamente desvinculadas de la frivolidad, que supieron quebrar encasillamientos arbitrarios: de común —y por culpa de una tradición vetusta, perimida— la actividad de la mujer en las redacciones suele todavía estar circunscripta a cuestiones que no entrañan mayores riesgos y casi ningún compromiso. Por el contrario, en tanto Adriana se convertía en precursora de un nuevo estilo, expuesto con crudeza y valentía (sus notas desde Vietnam subrayan este criterio), Dionisia supo trazar desde su columna el perfil de la mujer adherida a la problemática del tiempo presente. En general, justo es admitirlo, las redactoras de Siete Días responden a esa consigna: en este número se edita un trabajo de Leda Orellano (a partir de la página 66), corolario de sus dramáticos encuentros con la verdadera Raulito, en cuya biografía se inspira un film de Lautaro Murúa, actualmente en rodaje. Es la primera entrevista que esa mujer, arrasada por el infortunio, concede a un órgano de prensa.
EL DIRECTOR

 

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