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Año III Buenos Aires, 26 de octubre al 1º de noviembre de 1965 Nº 155
CARTA AL LECTOR
Tres veces ha asomado la cara de un escritor argentino en la portada de Primera Plana. En cada caso, fue para descubrir en él algo que el público desconocía: la intensa aventura interior de Jorge
Luis Borges (Nº 94), la lúcida correspondencia entre vida y obra que se percibe en Julio Cortázar (Nº 103); y ahora, la revelación de un novelista de 65 años, Leopoldo Marechal, cuya primera obra narrativa afrontó un silencio de casi dos décadas. Su segunda novela, El banquete de Severo Arcángelo, se cuenta entre las mayores y más prodigiosamente experimentales que haya conocido la Argentina.
La aparición de El banquete coincide con uno de los años más fecundos de la literatura nacional, no sólo por el aluvión de libros publicados (un 20 por ciento más que en 1964) sino también por el ascenso del lector argentino a un estado de madurez que le permite devorar y discutir ávidamente todo lo que publican los autores de este país. Un síntoma claro es que, en lo que va de 1965, se vendió ya un 40 por ciento más que en todo el año anterior. Primera Plana ha convocado a los propios responsables del boom literario, para que expliquen las razones de este "milagro cultural"; y, mientras El banquete de Severo Arcángelo aporta, con sus infinitos enigmas, la más lúcida y perfecta de las respuestas, en las páginas 36 a 40 se intenta dilucidar el fenómeno, se escucha a los voceros generacionales y se enfrentan las teorías que permitirán esbozar atendibles hipótesis.
El examen de la literatura argentina en su eclosión actual, fue arrancado de su máquina de escribir por uno de los jefes de Redacción de esta revista —Tomás Eloy Martínez—, a escasas horas de partir para Europa. Martínez siguió, de esta manera, la misma ruta profesional que poco antes habían emprendido —rumbo a los Estados Unidos y a algunos países latinoamericanos— el Director, Victorio I. S. Dalle Nogare, y el Subdirector, Ramiro de Casasbellas. Los redactores de Primera Plana siguieron respondiendo a sus restantes mandos naturales que permanecían en Buenos Aires y rastrearon la actualidad en sus diversos planos: el más encrespado, como siempre, el de la política. En la Argentina, porque han vuelto a aflorar los antagonismos pudorosamente escondidos (páginas 7 a 12) y en Uruguay, porque la solución a su crisis tarda demasiado; lo comprobó Osiris Troiani, que investigó allí durante diez días (páginas 24 a 26).
A pesar de todo, Primera Plana tuvo tiempo para sacar a pasear a su suplemento mensual, Primera Dama, que sale esta semana un poco más robusto y bastante más independiente. Hasta el próximo martes.

 

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