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Año IV Buenos Aires, 30 de noviembre al 6 de diciembre de 1965 Nº 160
CARTA AL LECTOR
Calma y vértigo son dos términos que se contradicen. Pero la semana pasada se unieron en un solo haz y dieron a todos los acontecimientos el aspecto de una encrucijada. Empezó con el juramento de un nuevo Secretario de Guerra y continuó con la renuncia del Comandante en Jefe del Ejército y la designación de su sucesor. Mientras tanto, en Río de Janeiro, los cancilleres de América entonaban un réquiem provisional para la Fuerza Interamericana de Paz. Era como arrimar sucesivos fósforos a un polvorín. Pero la dinamita estaba húmeda.
Es lo que se averiguó en Buenos Aires, entre el lunes y el viernes último, cuando la tensión militar se aplastó tanto que hasta los diarios más alarmados adelgazaron sus titulares; es también lo que pudo comprobar en Río el enviado especial Osiris Troiani, quien dialogó largamente en el hotel Gloria, de Playa Flamengo, con los diplomáticos americanos, expertos observadores de eslos azares. La realidad no es, sin embargo, tan enmarañada como para que los hechos no se enlacen entre sí: tal vez no haya sido una simple casualidad la que enderezó hacia Buenos Aires los pasos del más famoso columnista político viviente, Walter Lippmann. Al segundo día de su llegada fue entrevistado por un redactor de Primera Plana. Todo lo que parecía vértigo se volvió calma, y viceversa: a las 7 del viernes, más de cien corredores largaron desde Lujan, dispuestos a devorar los 5 mil kilómetros del 43º Gran Premio Argentino de Carretera. Los premios apenas cuentan para ellos: el ganador sólo puede aspirar a un millón de pesos, pero sólo la carrocería del automóvil empleado por Dante Emiliozzi costó 600 mil. Se lanzan a la aventura apenas protegidos por un arco, un casco y un cinturón de seguridad: es, entonces, el desafío de la velocidad lo que no pueden resistir. El exhaustivo informe que Primera Plana entrega en este número fue preparado por un equipo especial de colaboradores: el más vasto aporte se debió a Miguel Ángel Merlo, quien acompaña desde 1949 a los volantes por todos los recovecos de la Argentina. Desde entonces, lleva recorridos 500 mil kilómetros "con un satisfecho cansancio".
Los automóviles dispusieron también de otra arma para sacudir la semana: la industria que los fabrica afrontó, un nuevo embate del Gobierno, destinado a desalentar a los compradores mediante la amenaza de un alto impuesto a la venta de unidades nuevas y la elevación del precio de la nafta. Las graves consecuencias que desataría esa política (desempleo, desaprovechamiento de las instalaciones productoras) son analizadas con minucia por los especialistas de Economía y Negocios.
Para que el equilibrio entre calma y vértigo se restituya dentro de sí misma, Primera Plana incluye, por tercera vez, su suplemento mensual: Primera Dama.
Hasta el martes próximo.
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