Aña IV Buenos Aires, 28 de diciembre de 1965 Nº 164
CARTA AL LECTOR
Por primera vez desde Ia aparición de esta revista la portada no resume o simboliza una nota central. No hace falta: la gracia de Flax ha conseguido transformar uno de sus dibujos —uno de sus finos
comentarios sobre la actualidad argentina— en portada y nota central al mismo tiempo. Pero cumple otro papel no menos importante: el de entablar una pausa, una transición, la misma que procuran las clásicas tarjetas de fin de año.
También al agonizar 1964 pretendimos que esta simbiosis se produjera entonces, el último número de Primera Plana debió per presidido por una alegoría de alcance mundial. Ya estaba lista la tapa cuando una crisis interna del Ejército la desplazó así fue cómo la imagen del tcdavía general Enrique Rauch ocupó la carátula. La siguiente —comienzos de enero— se dedicó a Juan Carlos Onganía y el cartón de la alegoría terminó en un cajón del archivo.
Sin embargo, la edición de hoy contiene upa segunda portada: es la que corre a continuación de la página 32 y abre un nuevo suplemento dedicado a los automotores (el anterior se publicó en noviembre). Su temario y sus artículos —desde una seca lista de precios hasta el humor de Miguel Brascó— pretenden algo más que un mero amontonamiento de datos técnicos o de atrayentes divagaciones. Su objetivo es el de incorporarse a la corriente informativa de Primera Plana y atender un renglón donde las noticias abundan casi en la misma medida que sus destinatarios. Con este suplemento, los cuatro ya editados de Primera Dama y los 52 números regulares de la revista, Primera Plana ha puesto en circulación durante, 1965, 4.240 páginas y un total de 3.112 notas y comentarios. Una síntesis válorativa de ese contenido es la que se intenta en la sección Calendario.
En los últimos meses, la situación económica del país volvió a repercutir sobre la prensa, Los diarios aumentaron sus precios y una a general de costos se verificó en la mayoría de las ramas que integran la industria periodística. Primera Planoa, que a mediados de 1965 debió incrementar su precio, consiguió mantenerlo sin modificar sus normas de trabajo y sin quitar a los lectores un soto material; antes bien, amplió sus dimensiones físicas, prodigó más historiáis exclusivas y servicios especiales. Pero 1966 entraña nuevos aumentos de costos y salarios que nos obligan a variar nuestro precio para que no se fracture el ritmo profesional y para que se acreciente nuestra capacidad informativa. Por eso, a partir del número 165, el ejemplar de primera Plana se venderé a 80 pesos. Hasta el martes próximo.
EL DIRECTOR
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