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Año V Buenos Aires, 15 al 21 de agosto de 1967 Nº 242
CARTA AL LECTOR
BOLIVIA — Esta semana, debe comenzar uno de los procesos más esperados del año: el que la Justicia Militar de Bolivia instruye a Regis Debray, un marxólogo francés detenido en abril pasado, un mes después del primer combate entre la guerrilla y las tropas regulares. A partir del 23 de marzo, precisamente, los guerrilleros bolivianos han despertado —junto con Debray— una profusa literatura diplomática y periodística, casi siempre parcial. Inexplicablemente, diarios y agencias internacionales prefieren cubrir tan valiosa información desde La Paz, donde sólo cunden noticias fantasiosas y se venden supuestas fotos de Ernesto Guevara. Pocos son los periodistas que llegan a Camiri, a las cercanías de la guerrilla; en la última quincena, sólo vivieron allí un corresponsal boliviano y el enviado de Primera Plana, Roberto García, cuyas impresiones se transcriben en las páginas 25/30.
MILITARES - Diez días atrás, cuando el general Mario Aguilar Benítez auguró la posibilidad de que el Ejército explote los yacimientos de Sierra Grande, el tema de los militares empresarios cobraba una fugaz actualidad. Es que los argentinos olvidan, a menudo, que las Fuerzas Armadas administran tres compañías oficiales: Fabricaciones Militares, Dirección Nacional de Fabricaciones e Investigaciones de la Aeronáutica y Astilleros y Fábricas Navales del Estado. En las páginas 18/19 hay un informe especial sobre la marcha de estas ignoradas industrias,
FRONTERAS - Desde hace cuatro siglos, Córdoba y Santiago del Estero mantienen una riscosa pendencia por la soberanía de 800 mil hectáreas, una de las planicies mediterráneas más fértiles del país. Un redactor de Primera Plana, Francisco Juárez, acaba de recorrerla —adelantándose a las comisiones limítrofes de ambas provincias—, hizo acopio de los argumentos oficiales y de los testimonios de los pobladores; el resultado es un friso a veces dramático, a veces cómico, siempre paradójico (páginas 40/42).
ESCRITORES — La casa de campo está a unos 40 kilómetros de Montevideo, y allí recaló, la semana pasada, Alberto Cousté, para descubrir cómo es la narradora más cautivante del Uruguay, la última escritora maldita qué hayan producido las riberas del Plata. Encontró a una educacionista, Armonía Etchepare de Henestrosa, que no tiene ninguna conciencia de la fama que ha empezado a apresarla, mientras la reciente edición de sus cuentos completos le abre un camino en América latina (páginas 52/54).
Hasta el martes próximo. EL DIRECTOR.
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