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Año VI Buenos Aires, 9 al 15 de abril de 1968 Nº 276
CARTA AL LECTOR
Por cuarta vez, el rostro de Lyndon Baines Johnson -ahora más avejentado, más sinuoso de arrugas- aparece en la tapa de Primera Plana. En diciembre de 1963, bajo el título "Una incógnita", era presentado a los lectores, aún sorprendidos por la muerte de John Kennedy (Nº 256). Un año después, Johnson volvía a asomarse a la portada: acababa de ser confirmado, por abrumadora mayoría, en la Presidencia de los Estados Unidos (Nº 104). En octubre de 1966, en fin, simbolizaba un reportaje a la intimidad social norteamericana, al espíritu de un pueblo acosado entre la guerra de Vietnam y el crecimiento de los conflictos raciales.
La semana pasada, Johnson tornaba a dominar la atención del mundo entero: su discurso de marzo 31, en el que anunció una nueva ofensiva de paz y su retiro de la lucha política, era el comienzo de una gran maniobra, inadvertida para tantos observadores, que puede renovarle su mandato en la Casa Blanca o hacerlo pasar a la Historia con los máximos honores. El transcurso de los días añadió detalles laterales, uno de ellos extremadamente trágico, a la jugada de Johnson: la intención, confesada por Hanoi, de iniciar negociaciones con los Estados Unidos, previas a la paz; la victoria del Senador Eugene McCarthy en los comicios internos de Wisconsin y el asesinato del pastor King (páginas 32/38).
También la Argentina vivía momentos agitados: mientras el Presidente buscaba inflamar a los 23 Gobernadores con una catarata de retórica, colaboracionistas y opositores libraban su guerra de nervios en el campo obrero y otros sectores buscaban hostigar a la Casa Rosada. No cabe duda de que su acción iba dedicada al Ejército, como un obsequio o un pretexto; quizá porque el Ejército parece, ahora, un recipiente ideal (páginas 12/16). Entre tanto, a un kilómetro y medio de la Casa Rosada, en los Tribunales, una viuda cargada de millones y la supuesta venalidad de dos Jueces tejían algo más que un escándalo: una verdadera novela policial cuya maraña es desenredada en el informe de páginas 40/41.
Nada novelesco, en cambio, sucedía en el ambiente automovilístico: el Automóvil Club Argentino disolvía su Comisión Deportiva, y dejaba abierta la puerta para que los corredores tradicionalistas busquen imponer sus tesis conservadoras y ahoguen todo intento renovador.
Hasta el martes próximo. EL DIRECTOR.

 

 

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