Año VI - Buenos Aires, 18 al 22 de julio de 1968 - Nº 290
CARTA AL LECTOR
El secreto no pudo durar más que nueve meses: el 1° de julio, en La Habana, salía a la luz el Diario redactado por Ernesto Guevara durante su aventura de Bolivia. Las autoridades de La Paz —y algunos editores norteamericanos, dueños, según ellos, de los derechos para el mundo inglés— renegaron de la versión cubana. "Es falsa, está desnaturalizada", dijeron entonces. Sin embargo, la semana pasada, el Presidente Barrientos, el Vice Siles Salinas y el Comandante de las Fuerzas Armadas, admitieron que los textos impresos en La Habana son auténticos. El martes 9, el Diario del Che aparecía en el matutino Presencia, de La Paz; el 12 se añadieron ciertos complementos.
Cuarenta y ocho horas después, ejemplares de ambas ediciones, a cuya caza estaba Primera Plana, llegaron a nuestras oficinas, luego de complejos recorridos. La caza se inició cuando los directivos de la revista juzgaron necesario, más allá de cualquier esquema político, rendir este servicio a sus lectores: ponerlos en contacto con el documento del año. Hoy iniciamos su transcripción (páginas 54/56); se ofrecen, en esta entrega, las trece partes omitidas en el libro cubano y rescatadas por Presencia, y el relato del primer mes, noviembre de 1966. Sí, a riesgo de quebrar el orden cronológico, damos ahora los pasajes que faltan en la versión de La Habana, es porque ellos significan, dentro de toda la historia del caso, la novedad más fresca. En nuestro Nº 291 concluirá la publicación del Diario.
• En abril de 1966, Time descubría una nueva Londres —dominada por la juventud y la urgencia de vivir— y la bautizaba "The Swinging City", algo así como "La ciudad vibrante": repetía un mote que la vieja capital del Imperio se endilgó a sí misma, a fines del siglo último. Hoy, a dos años del anuncio de Time, el Swinging London se hunde irremediablemente; es un fenómeno tan curioso que Primera Plana solicitó su descripción a Guillermo Cabrera Infante, testigo de él, cofrade de los Beatles, de Twiggy y, a la vez, uno de los máximos narradores latinoamericanos (página 37).
Hasta el martes próximo. EL DIRECTOR.
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