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Año VI Buenos Aires, 8 al 14 de octubre de 1968 Nº 302
CARTA AL LECTOR
''La hora de la espada" tituló su crónica peruana, en la edición anterior, un enviado especial de esta revista. Luego de enunciar los fracasos del Presidente Fernando Belaúnde Terry, lo desahuciaba así: "Demócrata hasta el fin, cae vencido por la lógica de la democracia, esa complicidad universal". Las últimas dos líneas del artículo eran menos discursivas: "Quedan [ahora] frente a frente el Ejército y el apra".
Cuarenta y ocho horas después de que Primera Plana saliera a la venta, los altos mandos militares depusieron a Belaúnde y lo obligaron a viajar a Buenos Aires (donde concedió a esta publicación una de sus pocas entrevistas exclusivas). El jueves, mientras desembarcaba en Lima el redactor Roberto García, los peruanos empezaban a acostumbrarse a la ausencia de quien había llegado al poder, hace un lustro, como el gobernante más popular de su historia (páginas 25 a 27).
Si el derrocamiento de Belaúnde se produjo sin efusión de sangre, la lucha entre los estudiantes y el Gobierno de México, en cambio, derivaba —también entre la noche del miércoles y la madrugada del jueves— en una tragedia espeluznante: el Ejército, por espacio de diez horas, se ensañó a tiros con una multitud congregada en la plaza de las Tres Culturas. Ricardo Frascara fue el único testigo de la prensa argentina en la impiadosa batalla; su relato se incluye en la página 27.
Entretanto, en la capital de los Estados Unidos se desarrollaba una puja menos ruidosa, aunque de trascendente importancia: la asamblea de los Gobernadores del Fondo Monetario y el Banco Mundial, que Julian Delgado, asesor de Primera Plana, describe en las páginas 21 a 23.
De todo esto, de la rebeldía estudiantil, el ocaso de los políticos, el auge del dominiq militar, la competencia entre las economías, habla el filósofo alemán Herbert Marcuse, en un reportaje exclusivo al que hemos convertido en la pieza central de este número. Desconocido hace seis meses, sus libros se agotan hoy en Buenos Aires y en el resto del mundo: es que los universitarios de Europa y América encontraron en él a su mentor; las ideas de Marcuse cobran, de este modo, una actualidad que aparece fortalecida por las convulsiones de este crucial 1968.
Hasta el martes próximo. EL DIRECTOR
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