Año VII - Buenos Aires, 13 al 19 de mayo de 1969 - Nº 333
Que las artes plásticas han sufrido, en la década del 60, su más honda conmoción —dentro de un siglo infestado de rupturas— ya no es una novedad: los objetos, la zoología, las historietas y hasta los seres de carne y hueso sustituyeron, de un modo arrasador, a los caballetes y pomos de pintura. Pero ese cambio violento, cuyo furor en la Argentina data de cinco años atrás, llega, en la temporada de 1969, a su culminación: las grandes galerías de Buenos Aires tienen que recurrir a viejos nombres para mantener un decoroso plan de exposiciones. Los menores de 45 años no aparecen casi en las listas, están en otros sitios: en la canción, en la moda, en el diseño de papeles, en la escenografía, en la publicidad. Para casi todos ellos, las artes plásticas no sólo están muertas: también el Arte, en general, es algo perecedero. Un equipo de cuatro redactores indagó la historia del proceso en el país, auscultó a sus protagonistas, acumuló declaraciones, y produjo el informe de las páginas 70/75.
Hace un mes, algunos de esos creadores imaginaron una muestra de homenaje a Villa Quinteros, la aldea del Sur tucumano que fue ocupada (y tiroteada) por la Policía cuando sus pobladores intentaron detener el automóvil del Gobernador Roberto Avellaneda, un católico ultra. La iniciativa fracasó, pero los conflictos de Villa Quinteros continuaron, incesantes. Su historia es la de muchos pueblos marginales de la Argentina, a los que el cierre de sus fuentes de recursos amenaza con quitar del mapa. Cómo viven sus habitantes, qué piensan y qué esperan del Gobierno y de sí mismos, es lo que indagó en ese pueblo-símbolo un enviado especial (pág. 32).
El Gobierno, con todo, no parecía demasiado dispuesto a solucionar estos problemas: la semana pasada, en Alta Gracia (Córdoba), el Presidente y el Ministro del Interior encargaron a los 22 Gobernadores provinciales la instalación definitiva del consejalismo, base del Nuevo Estado con el que sueña Onganía y del que ya nos ocupamos en el Nº 327. Pero este acontecimiento, cuyos resultados serán frágiles, encuentra a las autoridades en una inesperada y riesgosa coyuntura de soledad y guerra política (página 8).
Hasta el martes próximo. EL DIRECTOR.
|