Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 

OTRAS IMAGENES DEL SITIO

Revista Somos 30 marzo 1979 La justicia tiene poder
Revista Somos 6 abril 1979 La pobreza ¿quién tiene la culpa?

Revista Somos 13 abril 1979 Televisión Argentina Cara y mala

Revista Somos 20 abril 1979 Sindicalismo, salarios

Revista Somos 18 de mayo 1979 Los abusos de la burocracia

Revista Somos 1 de junio 1979 ¿la ley..? ¿qué ley?

Revista Somos 2 de noviembre 1979 ¿Adonde va el proceso?


Año VIl - Buenos Aires, 29 de julio al 4 de agosto de 1969 - Nº 344
El martes último, por segunda vez en cinco días, los pobladores de Cañada de Gómez, Santa Fe, volvieron a chocar con la Policía; además, una huelga de 24 horas paralizó a obreros y comerciantes. Esas manifestaciones eran otras señales de repudio contra el nuevo párroco de la ciudad, que el miércoles oficiaba misa ante media docena de personas. La historia argentina —en la que el Clero siempre ha ejercido una influencia decisiva-^- no registra hechos similares, acaso porque, nunca antes, los fieles tuvieron tanta conciencia del papel que les cabe en la defensa de su Iglesia.
Esa misma actitud de defensa, esa misma necesidad de compromiso, llevaron a un sector de sacerdotes y Obispos a tomar posiciones políticas frente al Gobierno (un Gobierno que no duda en enviar sus fuerzas de seguridad a Cañada de Gómez); algunos, los menos, llegaron hasta la agitación; la mayoría no olvida que el hombre es algo más que una cita en la Biblia. Ni siquiera las autoridades de la Iglesia, de suyo conservadoras y eternamente oficialistas, se libraron de marcar sus diferencias con un régimen que no cesa de declararse occidental y cristiano y al cual prestaron su visto bueno hace tres años. Hoy, cuando los antiguos aliados se alejan del Gobierno, la Iglesia también establece distancias (página 16).
Los dos millones de personas que se turnan en Mar del Plata durante los meses de verano han contribuido a engendrar una ciudad artificial: en el invierno, sus grandes avenidas son un paisaje desértico, en el que apenas asoma la vida. Reducido a sus límites naturales, el mayor balneario argentino es como cualquier otra capital del interior, pero más trágica: sus 350.000 habitantes estables viven del tejido, de la albañilería y de la nostalgia turística. Una paradoja: el verano trae el caos, pero también la riqueza. Por espacio de dos semanas, el redactor Eduardo San Pedro investigó la respiración cotidiana de la ciudad (el amor, el trabajo, las costumbres, los bares, las distracciones) y descubrió un panorama insólito (ver página 40).
Hasta el martes próximo. EL DIRECTOR.

 

 

Búsqueda personalizada

siguiente en la sección