AÑO VII Nº 397 BUENOS AIRES, SETIEMBRE 8, 1970
El lunes pasado, cerca de la noche, el personal de la Editorial Primera Plana rodeaba las mesas donde habitualmente escribe, para alzar unas copas, en son de festejo: esa mañana, el Gobierno había prestado un incalculable servicio al país con el Decreto 847, que dispone la reapertura de Primera Plana.
Hubo que aguardar trece meses por ese anuncio, trece meses corridos desde el 5 de agosto de 1969 cuando, por motivos que jamás se explicaron, las autoridades de entonces clausuraron "la revista de noticias de mayor circulación" en la Argentina. No todos tuvieron el ánimo suficiente como para soportar tan larga espera, y quizá no podía exigirseles el sacrificio; pero no faltaron quienes venían a reemplazar a los que partieron, quienes se sumaron a esta lucha de trece meses guiada por un doble propósito: mantener una fuente de trabajo, seguir colaborando con el país a través de un periodismo independiente.
La historia de esa lucha se inició con el único número de Ojo (también clausurada) y se extendió en las 50 ediciones de Periscopio, una marca que en poco tiempo, gracias a la confianza de lectores y avisadores, ascendió a la cima de su género. El mejor homenaje que podemos rendir a Primera plana es sumar a sus 345 números, estos 51 de Ojo y Periscopio; el mejor homenaje que podemos rendir a lectores y avisadores, es el de continuar nuestra labor en bien del periodismo argentino.
Hasta el martes próximo. EL DIRECTOR.
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