AÑO IX • Nº 415 • BUENOS AIRES, ENERO 12, 1971
CARTA AL LECTOR
Las decisiones económicas terminaron por demostrar su preponderancia, como creadoras del clima político. La semana pasada, los aumentos de tarifas y combustibles conmocionaron al país más que cualquier hecho de trascendencia proveniente del Ministerio del Interior. Pese a la inusual actividad del Gobierno para estos meses del año, los anuncios sobre cambios de Gobernadores —responsables de la Revolución en las provincias—, los ecos de la reunión de Levingston con los políticos de la "generación intermedia" y el calendario de trabajo que preparó Cordón Aguirre y fue llevado a Mar del Plata para la aprobación presidencial, se vieron arrollados por el impacto de las especulaciones sobre la consecuencia de los nuevos precios.
Entretanto, quizá para cumplir con sus promesas de "verano caliente", los tupamaros resolvieron inaugurar el año y la temporada estival con un secuestro de consecuencias imprevisibles. La oportunidad del golpe —apenas finalizado el período de festividades tradicionales— y la impunidad con que pudieron perpetrarlo, abren serios interrogantes sobre el futuro de un país cuya tradición democrática es una de las más límpidas de toda América.
El clima de angustiosa incertidumbre que se extiende por el mundo y la carga agobiante de noticias que lo alimentan, parecen justificar esa nostalgia por décadas pasadas, no muy lejanas, que denuncian ciertos gustos y modas actuales. Sobre la base de un extenso análisis en torno de ese fenómeno, publicado recientemente por Newsweek, hemos elaborado la nota que abre la sección Vida Moderna (pág. 28).
Los arqueólogos del futuro es probable que vean en todo esto claves difíciles de interpretar, supuesto que se les ofrezca la oportunidad de estudiar los restos de nuestra civilización. Quizá más oscuras y con mayores misterios de los que propone ahora la isla de Pascua (pág. 24).
Hasta el martes próximo: EL DIRECTOR
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