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AÑO IX • Nº427 • BUENOS AIRES, ABRIL 6, 1971
CARTA AL LECTOR
La realidad se obstina en imitar no sólo al arte —así lo afirmó Oscar Wilde—, sino también a la ficción. Bastaron muy pocos días para que una serie de hechos, diversamente dramáticos se sucedieron en todo el mundo, como si se tratara de episodios fahulados por algún libretista de cine o televisión. En Hamburgo fue asesinado el Cónsul boliviano en esa ciudad, ex jefe del Servicio de Seguridad de su país y testigo valiosísimo de otras muertes y otras intrigas, incluido un presunto tráfico de armas con Israel y el sospechoso accidente que costó la vida del ex Presidente Barrientos, En Estados Unidos, la justicia, civil y militar, afronta vicisitudes distintas: el hippie Charles Manson y sus tres devotas fanáticas deberán suspirar por última vez en la cámara de gas, pagando así el asesinato de Sharon Tate y seis personas más. Pero el teniente William L. Calley, a quien seis oficiales del ejército de los Estados Unidos hallaron definitivamente culpable de la matanza premeditada de 102 mujeres, niños y ancianos vietnamitas en la aldea de My Lai —marzo de 1968—, fue condenado a prisión perpetua. Sin embargo, conocido el veredicto, el Presidente Nixon ordenó su inmediata excarcelación, su retorno al alojamiento personal en Fort Benning y una revisión a fondo de la sentencia. Pareciera que la cotización actual de 102 vietnamitas no alcanza a la de 6 norteamericanos; pareciera también que el Presidente Nixon olvidó los juicios de Nürenberg. Mientras tanto, en Rusia, el mariscal Grechko, Ministro de Defensa, afirmó que la URSS puede ganar una guerra nuclear y que el ejército soviético está "dotado de armas con gran poder destructivo y capaces de llegar a cualquier punto del globo por tierra, mar y aire".
Por suerte, aquí en la Argentina, Sudamérica, Cono Sur, las cosas no son tan graves. Falta plata, es cierto, pero el Ministro Mor Roig promete que habrá reforma institucional, plan electoral, pautas para el estatuto político, invitaciones a todos los dirigentes, restitución de bienes partidarios y confección de padrones. Así vale la pena; aquí no ha pasado nada. El general Levingston, en cambio, hizo explícitas acusaciones muy serias que deberá concretar y/o probar ante un Tribunal de Honor. Otra batalla es Ia que enfrenta el nuevo Intendente, Saturnino Montero Ruiz. Con que logre corregir el caos imperante en la ciudad habrá pasado a la historia de esta antigua y benemérita comuna.
Hasta la semana próxima.
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