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AÑO IX • Nº 499 • BUENOS AIRES, SETIEMBRE 7, 1971
¿Renuncia? ¿No renuncia? Después que Perón hizo a Paladino desmentir los adelantos sobre su candidatura, volvió a encerrarse en el silencio. "Tengo dos manos y uso las dos", dijo una vez. Mientras sugiere que accederá a las condiciones del GAN, integra a sindicalistas amigos de un golpe militar dentro del movimiento (página 10). Desde la Casa Rosada le contestan con una tregua de 60 días, en función de un acuerdo social (página 18) y el abandono de sueños revolucionarios; sólo ceder el Gobierno, pronto, que quema.
Dos columnas del Nº 444 bastaron a Primera Plana para develar, con la máxima fidelidad, el relato sobre el destino del cadáver de Eva Perón: hoy lo repiten los demás medios. El viernes, a las 21.30, hora española, los restos ingresaban a la quinta 17 de Octubre (página 13); un gesto que, emociones aparte, importa más al gobernante argentino que a su actual depositario. Lo que sí interesa a éste se consigna en la cinta exclusiva, transcripta a partir de la página 38.
La semana última aterrizó en Buenos Aires un novelista latinoamericano; sin embargo, como él mismo se encargó de aclararlo, "poco tengo que ver con esa oleada de fama". Manuel Scorza, peruano, ha cautivado, con Redoble por Rancas, a un vasto público. Pero su literatura, testimonial, apunta a despellejar un drama, a persistir en la denuncia de una masacre en los Andes. Dos redactores rescataron, de Scorza, la historia de su personaje central, la médula de sus próximos cuatro libros (página 30).
Desde que un audaz coronel desalojó al Rey Constantino y a la jerarquía militar, hace cuatro años, Grecia se ha convertido en el centro de un estilo político: la represión, la censura, los exiliados, le han dado cierto toque de dictadura subdesarrollada. Al mismo tiempo, se erigió una estructura económica interesante, además de una política exterior con rasgos de independencia. El autor de todo, George Papodópulos, hace diez días liquidó a sus más conspicuos colaboradores; ahora lo aguarda una lucha ardua, tanto en el plano local como en el exterior (página 54).
Dos triunfos más sumó, en una semana, el seleccionado argentino de rugby. Oxford-Cambridge fue la víctima en el score, el dominador en la cancha. El rugby inglés, agradable siempre por su tendencia a las aperturas, se vio limitado ante la incapacidad de sus integrantes, excepción hecha de tres grandes jugadores. El argentino insiste en su constante: ganar, a cualquier costo; inclusive, el de conseguir enemigos entre sus rivales (página 62).
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