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AÑO X • Nº 471 • BUENOS AIRES, FEBRERO 8, 1972
CARTA AL LECTOR
Es natural que el Presidente Nixon y su asesor Henry Kissinger estén ocupados con el viaje de la semana próxima a Pekín. La audaz apertura diplomática habrá de plantear el dibujo de un nuevo mapa, diferente al trazado en la Conferencia de Yalta en 1945 (un análisis de las consecuencias del vuelo aparece en las páginas 54/59).
Tan atareado se mostró Kissinger que, el último viernes, eludió un encuentro con el Ministro de Justicia argentino Ismael Bruno Quijano (la entrevista figuraba en su agenda). El desprecio ruborizó al enviado nacional, produjo algunas excusas; como la sangre amenazaba llegar al río, para el lunes 7 se combinó un acuerdo telefónico entre Nixon y el Presidente Lanusse. Así todos quedaron, satisfechos; otra vez, el mandatario norteamericano se regía por una de las máximas de su asesor, quien escribió hace un tiempo: "En las relaciones con los países interiormente débiles, un transmisor de radio puede ser una forma de presión más efectiva que un escuadrón de bombarderos B-52".
Si Nixon teme por Vietnam, Lanusse suspira por el peronismo, su propia cruz. No teme ser derrotado en elecciones, pero debe tomar recaudos para que la hora de las urnas llegue antes que la hora de la espada. Por eso ha elegido ser el más duro entre los duros (página 6), con lo cual frustra las expectativas que hicieron del jueves 3 el día de los rumores (página 7). Como dijo a los mandos, el Gran Acuerdo continúa y no excluye a las Fuerzas Armadas, ni a los "partidos democráticos", que, una vez reformada la Constitución, dispondrán de dos períodos de cuatro años, que serán de transición y consolidación.
El peronismo (páginas 10 y 11) es el otro protagonista de esta historia. Hasta ahora ha resistido todas las ofensivas que tienden a dividirlo. Su vitalidad parece suficiente para que pierdan importancia tentativas provincialistas como las que seducen a Mor Roig y que cobraron nueva fuerza a partir de su entrevista con Celestino Gelsi (página 8).
Hasta el martes próximo. El Director.
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