Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 


Castello Branco, la situación militar en Brasil

Revista Primera Plana
Tapa Castello Branco, la situación militar en Brasil

CARTA AL LECTOR
PERIODISMO: Durante una de las entrevistas que PRIMERA PLANA efectuó para abarcar el panorama de los matutinos porteños, surgieron por boca de un veterano secretario general de un diario también veterano, dos interrogantes que parecían atormentarlo: "¿Cree usted que nuestro lenguaje está a tono con la época? ¿Cree que somos más modernos que nuestra competencia tradicional?" Siguieron largas explicaciones sobre la técnica que ese matutino había adoptado para agilizar sus ediciones. Se habló de diagramaciones, de colaboraciones, de publicidad. Pero el nudo de la cuestión quedó aclarado en una reflexión final del viejo periodista: "Publicidad, diagramación, todo éso es importante; pero la clave de nuestro éxito está en la modernización del lenguaje, ¡caracoles!" Sin embargo, aunque en la charla amistosa los periodistas sigan utilizando interjecciones que fueron populares en la primera preguerra de este siglo, es un hecho que los diarios de Buenos Aires —aun los más tradicionalistas— se han sumergido en una afanosa búsqueda de nuevas formas y estilos. Un amplio informe al respecto se incluye en páginas 32-33.
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ACERO: Si el consumo de acero es índice del grado de desarrollo alcanzado por un país, los argentinos tienen motivos para estar muy preocupados: antes de la Primera Guerra, este país tenía un consumo per capita tres veces superior al promedio mundial; ahora, cincuenta años después, el índice ha caído en un 25 por ciento por debajo del promedio mundial. Aunque este tipo de temas no suelen trascender al gran público, ya son muchos quienes no ignoran que sólo si se rompe ahora con ese esquema de decadencia, la próxima generación de argentinos tendrá algo sólido que agradecerles a sus padres.
Curiosamente, buena parte de esa impresionante responsabilidad ha caído ahora sobre los hombros de dos grandes empresas privadas que operan en este país y, directa y personalmente, sobre las cabezas de sus presidentes, dos ingenieros hábiles, inteligentes y silenciosos. En la pasada semana, los redactores de PRIMERA PLANA trataron de penetrar en los recovecos de la competencia —por momentos alegre y deportiva, a ratos sigilosa como una novela de espionaje— tejida entre ambas empresas (ver páginas 48 a 50).
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INDÍGENAS: Para casi todo argentino, la imagen de sus compatriotas indios es de abulia, suciedad y miseria: se los ve como braceros en el Norte, bestias de carga en el Nordeste, perezosos y borrachos en las pampas y en la Patagonia. Hay otra imagen más poderosa, sin embargo: es la del desamparo. Sobre los 150 mil aborígenes dispersos en el territorio nacional, casi un tercio ha iniciado masivamente su éxodo hacia Buenos Aires, donde esperan, a la entrada de las ferias y mercados, un providencial golpe de suerte que los arranque de la pobreza. Hasta ahora, esa providencia no se compone más que de dos elementos un sacerdote y un sello de goma, únicos bastiones de la Dirección Nacional de Asuntos Indígenas, dependiente del ministerio del Interior. El informe incluido en la página 26 revela hasta qué punto el conocimiento de una situación calamitosa no siempre contribuye a remediarla.
Hasta el próximo martes.
EL DIRECTOR
JACOBO TIMERMAN
26 de mayo de 1964
Nº 81

 

 

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