Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 


Emilio Pettoruti, la pintura argentina sin fronteras

Revista Primera Plana
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Emilio Pettoruti, la pintura argentina sin fronteras

CARTA AL LECTOR
EL TIEMPO y LA GENTE; Muchas veces se ha señalado que los muchachos de hoy están, en tiempo mental, mucho más lejos de sus padres que lo que indican los calendarios. Si fuera necesaria una nueva demostración de este hecho, el lector la encontrará en páginas 32-33.
Lo verdaderamente sorprendente es que a pesar, de todo —de la fisión nuclear y del repentino empequeñecimiento del mundo; de dos guerras sangrientas y de una fría; de la conquista del espacio-— algunos hombres de la anterior generación puedan, todavía, ser brillantes maestros, queridos y respetados por los jóvenes de hoy. Un representante de esa clase de hombres que han sabido montar sobre el tiempo vertiginoso de este siglo, vivir fecunda y casi alegremente las más tremendas transformaciones, es nuestro columnista, el doctor Florencio Escardó, quien el sábado pasado cumplió 35 años como médico.
Entre la medicina de hoy y la de 1929 hay, científicamente hablando, más distancia que entre la de 1929 y la de los cirujanos y sangradores del siglo XV. Cuando Escardó recibió su título en la Facultad de Medicina de Buenos Aires, la gente se moría de "cólicos", las lipotimias se llaman ''soponcios" y los chicos —es asombroso, pero también eso ha cambiado— nacían con los ojos cerrados. Sería necesario el espacio de una enciclopedia para consignar todos los cambios y progresos científicos que Escardó ha debido presenciar. Pero su inteligencia y ,su sensibilidad siguen tan jóvenes como en 1929. La habitual columna del doctor Escardó se publica esta semana en la página 26.
* * *
ARTE: En 1956, el pintor Emilio Pettoruti ganó el Premio Continental Guggenheim de las Américas —codiciado trofeo internacional— y la Argentina decidió pensar seriamente en este artista, entre otras cosas porque Pettoruti nació en la Argentina. Hasta entonces, lo había pasado por alto entre bromas e insidias, comenzadas en 1924 cuando realizó su primera exposición en Buenos Aires, y rematadas en 1953, cuando se refugió en París. Sin embargo, Océano Atlántico da por medio, Pettoruti no cesó de prestigiar a su país, de transferirle la gloria mundial que consolidaba con su obra. Dentro de quince días, una galería de Buenos Aires rinde homenaje a Pettoruti al colgar sus telas más recientes; a cuatro décadas de aquella muestra inicial silbada y despreciada por crítica y público, esta de ahora se parece a un espaldarazo impostergable, no importa si tardío. En páginas 34 y 36, nuestro redactor Ernesto Schóó revisa la figura de este creador que hoy ocupa la portada de PRIMERA PLANA a través de su Autorretrato.
EL DIRECTOR
JACOBO TIMERMAN
Nº 85
23 de junio de 1964

 

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