Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 


Revista Primera Plana

Primera Plana
DIRECTOR JACOBO TIMERMAN
CARTA AL LECTOR
PRIMER ANIVERSARIO: Hace un año, cuando era inminente la aparición del primer número de PRIMERA PLANA, la dirección de la revista envió una circular a muchos de los posibles lectores y avisadores. Uno de sus párrafos decía textualmente: "En todo el mundo, el público de las grandes revistas semanales de noticias se ha integrado con aquellos hombres y mujeres que, en razón de sus importantes actividades, no tienen tiempo para perder: profesionales, ejecutivos, comerciantes, industriales, altos empleados, viajeros. Todas estas personas necesitan una dosis de información mayor que la habitualmente proporcionada por los diarios y, además, requieren una interpretación más completa y más profunda de los hechos de la actualidad. Ese público no se contenta con leer noticias aisladas, como las que proporcionan los diarios, sino que, además, necesita antecedentes, explicaciones y entretelónes que ubiquen a cada hecho dentro de su respectivo proceso: esto es lo que llamamos información coherente".
En un año de trabajo, muchos detalles fueron modificados en el aspecto exterior de la revista: se cambió la diagramación de la portada cuando se advirtió que el diagrama inicial no satisfacía a una mayoría de lectores; se eligió para los titulares una tipografía más nítida y moderna; los artículos e informaciones fueron haciéndose más cortos y redactados más sintéticamente, por respeto al tiempo de los lectores y para dar cabida a un mayor caudal de noticias; se buscó una nueva imprenta, capaz de lograr mejor calidad en la impresión, y recientemente se comenzó a utilizar un nuevo tipo de papel, más blanco y brillante. Pero el objetivo básico de brindar información "clara, condensada, imparcial y coherente", como también se decía en aquella primera circular, ha permanecido firme.
En este año, la redacción de PRIMERA PLANA casi se duplicó; cada hombre nuevo incorporado a la revista debió comprender, antes de escribir su primera línea, una norma absolutamente rígida que en esta publicación nadie puede transgredir. Según esa norma, cada noticia debe darle al lector, en el menor espacio posible, respuestas claras y veraces a 7 preguntas fundamentales: Qué, Quién, Cuándo, Cómo, Dónde, Por Qué y Para Qué.
El resultado de esa política ha sido obtener para PRIMERA PLANA lo que se puede considerar como el sector más positivo y dinámico del público lector argentino. Recientemente, la agencia de publicidad Walter Thompson Argentina y el Instituto IPSA, trabajando por separado, establecieron índices sumamente elocuentes: de entre las 250 mil personas que todas las semanas leen PRIMERA PLANA, por lo menos el 70 por ciento se desempeña en actividades donde la capacidad de decisión, el poder de iniciativa, es vital (profesionales, ejecutivos, hombres de negocios, altos funcionarios). Más de la mitad de los lectores son jefes de familia prósperamente constituidas; el 65 por ciento, por ejemplo, vive en su casa propia. La ubicación social de los lectores de PRIMERA PLANA, y con ello su nivel adquisitivo, es naturalmente alta; pero no se trata de rentistas abúlicos ni de herederos mimados por la fortuna, sino, sencillamente, de hombres y mujeres de personalidad fuerte y de clara mentalidad.
Producir información para esas personas, con exclusión de aquel otro público que sólo busca en diarios y revistas la manera de "matar el tiempo", es lo que ha permitido a PRIMERA PLANA ser la primera revista de noticias que logra afianzarse en la Argentina.
Esto explica también, por qué PRIMERA PLANA ha carecido —y seguirá careciendo— de "editoriales" en el sentido convencional. La existencia misma de esta revista se apoya en el hecho de que, en la Argentina, hay cada vez más personas que logran escapar al peligro de la masif icación, de la standardización de ideas y opiniones, que es uno de los máximos desafíos de los tiempos modernos; personas que desconfían de las ideas en lata, que prefieren detalles precisos en lugar de fotos en colores, y elementos de juicio en lugar de slogans.
Esa clase de personas que hacen sentir al periodista que, después de todo, no se ha equivocado al elegir este oficio.
Hasta el próximo martes.
EL DIRECTOR
PRIMERA PLANA
12.11.1963

 

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