El
renacimiento de Arlt
Codiciada por Torre Nilsson y Manuel
Antín, la novela 'El juguete rabioso'
acaba de filmada por José María
Paolantonio después de 10 años de espera.
SOMOS lo entrevistó junto a Mirta Arlt,
coguionista e hija del escritor.
Llámese crisis del '30,
decadencia o Sálvese quien pueda, la realidad no
fue para Roberto Arlt (1900-1942) un mero
motivo de observación y descripción: su pasión
fue interpretada. El resultado, mezcla de
literatura y riñones, de ensueño y derrota, de
amor e ironía, es una rara síntesis de lo
argentino: esa irresolución social y existencial
que tienta a políticos verdaderos, sociólogos
foráneos y directores de cine nacional, por
enumerar apenas tres ejemplos. Y bien, en lo que
a cine hace, al menos dos textos de Arlt
llegaron al celuloide: Los siete locos (Leopoldo
Torre Nilsson, 1973) y Saverio el cruel (Ricardo
Wulicher, 1977). . . sin mayor beneficio extra
para los lectores de Arlt. El jueves 11 de
octubre le toca el turno a El juguete rabioso,
filmada por José María Paolantonio y con Mirta
Arlt (hija de Roberto) como coguionista. SOMOS
la vio en función privada y resolvió
entrevistarlos de inmediato y simultáneamente. A
continuación, los pasajes más salientes de esa
larga charla:
—So pena de parecer
antipático o soberbio, diré que, más allá de los
méritos de la puesta, 'El juguete rabioso' de
ustedes me resultó desabrido, como si hubieran
pasado en limpio a un Arlt que es necesariamente
lo contrario: oscuridad, frontera, desasosiego.
¿Qué opinan al respecto?
Paolantonio: —No
comparto el criterio, pero lo entiendo. Arlt
significa apuntar alto, y yo prefiero eso antes
que apuntar bajo. Además, Mirta y yo esperamos
desde hace años esta oportunidad. El juguete
rabioso iba a ser filmada en 1975. Teníamos
libro, producción, actores y reparto, y todo se
desmoronó 20 días antes de la fecha de largada.
. . porque no conseguíamos el permiso del Ente
de Calificación. Pura frustración. Y ahora, en
democracia, logramos retomar el viejo y querido
proyecto.
Mirta Arlt: —El primero que
quiso hacer El juguete rabioso fue Carlos
Borcosque. Después Torre Nilsson, y Manuel Antín
inclusive.
Paolantonio: —Y esto hay que
decirlo: la televisión francesa quería comprarle
a Mirta los derechos de todas las novelas de
Arlt, pero ella entendió que un Arlt francés no
sería lo que es, y nos volvió a dar los derechos
a nosotros. Para mí, éstas son las pequeñas
pruebas de que existe un sentido nacional de la
cultura.
Mirta Arlt: —Hace casi 10 años
que estamos juntos en este proyecto, y para mí
era importante que Paolantonio lo filmara. Me
hubiera encantado que lo hiciera Fassbinder,
pero. . . (Risas.) Paolantonio es ideal para
Arlt.
—¿Por qué?
Mirta Arlt:
—Porque conoce a fondo todo Arlt: El juguete
rabioso, Saverio el cruel, las Aguafuertes
porteñas, 300 millones, El amor brujo, etcétera.
Y esto le permite tener una visión amplia y
veloz de Arlt
—Precisemos: ¿qué hay de
Arlt en El juguete rabioso de Paolantonio?
Mirta Arlt: —Algo fundamentalmente arltiano:
el espacio en el que Silvio Astier, el
protagonista, se debate entre su ideal y la
realidad, la angustia que eso le provoca y los
actos que esta le dicta. Con eso, ya esta Arlt
Es suficiente.
Paolantonio: —Roberto Arlt
fue un adolescente toda su vida. Porque si a
algo se enfrentó fue a la imposibilidad de
ajustar su imagen del mundo al mundo real.
Actitud adolescente, dado que uno es adulto
cuando reconoce sus límites, sus carencias, su
lugar en el mundo.
Mirta Arlt: —Y Arlt no
se adaptó nunca. Quería dar el gran salto y
¿cuál era su sueño?: lograrlo con el invento de
las medias, haciéndose rico para escribir hasta
el fin de sus días. En Arlt, la realidad y el
sueño siguen combatiendo internamente.
—¿Y eso es válido para los argentinos de hoy,
Mirta?
Mirta Arlt: —¡Qué le parece!
¿Cuántos chicos quieren ser pintores, médicos o
escritores mientras el país no quiere ni
pintores ni médicos ni escritores? Considere,
además, que la película se queda en el '30:
primera generación de argentinos sin raíces en
el país. Mis abuelos tenían, sabían adonde
quería volver, ¿me explico? Bueno, yo no tengo
adonde ir. Tengo que quedarme aquí, pegar la
brazada y hacer lo que sea posible aquí.
Paolantonio: —Agrego que, como actitud, evitamos
la fácil tentación de filmar algo ligado a la
realidad inmediata. Y me parece muy responsable
respecto de esta nueva realidad, porque la
Argentina no tiene solamente desaparecidos
lamentables y torturas horrendas que ojalá jamás
se repitan. También tenemos otras cosas que
rescatar.
—Hay otras mutilaciones, otras
cuentas pendientes sin duda. . .
Paolantonio: —Cuando yo hacía televisión propuse
hacer un texto de Roberto Arlt y me contestaron
que no se podía.
—¿Estaba Arlt
directamente censurado por el Proceso?
Paolantonio: —La censura era implícita y
explícita, pero funcionaba mucho más la primera
que la segunda. En cuanto a El juguete rabioso,
paralizado en 1975, debíamos cortar tres escenas
o no nos dejaban filmar. Según ellos, esas
escenas tenían consonancias demasiado ajustadas
a la realidad que se vivía. Era demasiado
contemporáneo.
Mirta Arlt: —Hubiéramos
podido filmar si aceptábamos los cortes, y sin
embargo no lo hicimos. El costo era demasiado
alto, demasiado vil.
—¿Pueden indicar al
menos una de esas escenas?
Paolantonio:
—La de la escuela militar a la que ingresa
Silvio Astier.
Mirta Arlt: Pero mi padre
también estuvo explícitamente prohibido durante
el Proceso. En la Universidad de Córdoba, por
ejemplo, se lo tachó de los programas. Yo misma
fui declarada prescindible en mis cátedras
universitarias y secundarias, y juro que
únicamente por portación de apellido. (Risas.)
—Volviendo a El juguete rabioso, ¿cuánto
costó realizarla?
Paolantonio: —350 mil
dólares.
—¿Contaron con un crédito del
Instituto Nacional de Cinematografía?
Paolantonio: —Sí, y además con los fondos de
nuestra productora. Lo que pasa es que para
cubrir 350 mil dólares se necesitan 500 mil
espectadores: una cantidad alta para el actual
consumo de cine argentino. Yo siempre cito a
Camila, que va por el millón 800, pero Camila es
un hecho excepcional en el cine local. Creo que
asistimos a una verdadera saturación, en todo
caso. Pasamos del vacío total a una saturación
de estrenos nacionales, producto de tantos
créditos otorgados simultáneamente y con los que
todos nos pusimos a filmar enseguida. ¡Se
estrenan de a dos por semana!
—¿Y no
existe ninguna concertación para coordinar o
dosificar los estrenos?
Paolantonio: —No.
El cine nacional todavía no es una industria.
Tuvo una base industrial en la época de la Sono
Film y los Estudios San Miguel, base que hoy
apenas conserva Aries. Pero en fin: salimos de
una larga noche, en que no sólo se destruyó la
base industrial del cine, sino también cierta
base de creatividad, de riesgo y de aventura.
Creo que hay que esperar por lo menos un par de
años para que aclare.
—Y ya que hablamos
de riesgos, ¿nunca se plantearon qué podían
estar reduciendo a Arlt, sus climas opresivos,
sus caracteres marginales, sutiles?
Mirta
Arlt: —No lo creo.
Paolantonio: —Insisto:
es audaz por lo ambiciosa o viceversa, y creo
que esta película ofrece ambigüedad y puntas muy
arltinas. Resumiendo: El juguete rabioso es
nuestro metejón, y aquí está.
Raúl García
Luna
(acerca del periodista ver el sitio del
mismo
https://raulgarcialuna.wordpress.com/acerca-del-autor/)
Fotos: Jorge Salto
SOMOS 28/9/84