RODOLFO KUHN, DIRECTOR DE LOS JOVENES VIEJOS Y PAJARITO GOMEZ ENCARA LA VERSION FILMICA DE "PARA COMERTE MEJOR".
DE SUS SINOPTICAS RESPUESTA, CABE INFERIR EL TONO CAUTELOSO PERO IRONICO QUE AHORA CULTIVA. DISTA NUEVE AÑOS EL ESTRENO DE LOS JOVENES... Y SEIS EL DE PAJARITO...;
KUHN DEMUESTRA COMO EL CAMBIO INICIADO CON ESE ULTIMO FILM HACIA FORMULACIONES MAS DIRECTAS Y MORDACES LO PERFECCIONA CON UNA MAYOR FILOSIDAD.
Con un “Estoy escueto, últimamente” sintetiza Rodolfo Kuhn el sello telegráfico de sus actuales respuestas. El cuestionario había empezado intentando determinar su metas personales en Para comerte mejor, adaptación de la novela de Eduardo Gudiño Kieffer que dirigirá, algunas semanas mediante. La meta es “una sola: hacer una película en la que creo”, contesta Kuhn.
Más explicativo aparece cuando tantea los rasgos salientes del público que buscó con Los jóvenes viejos en 1962, del que recibió
Pajarito Gómez en 1965 y ahora los del espectador previsto para el próximo film. “No sé —inicia Kuhn—. El destinatario de mis films son todos los argentinos. Filmo para la gente de mi país. Creo que un film realmente nacional es el primer paso para que pueda tener valores universales”.
Según adelanta, “En Para comerte ... habrá secuencias de tono satírico. No para que el film sea más fácilmente asimilable al público. Solo porque tanto Gudiño como yo tenemos sentido del humor. Creo que sin él sería imposible vivir en esta gran opereta que es nuestro país hoy. Sobre todo si uno lo quiere mucho”.
De su contorno, “hay personajes conscientes y otros que no. Para comerte ,.. cubre un gran espectro de personajes”. Kuhn delimita así la diferencia con los de sus dos últimos films estrenados, aquellos seres nada enterados de las alternativas que los agitaban en Noche terrible (1967) y Turismo de carretera (1968).
EL ESTILO DA LA MARCA
La inminente filmación rendirá un cine más dirigido a la claridad que a la brillantez. Es propósito de Kuhn mantener el aire de familia que une Pajarito Gómez, Noche terrible y Turismo de carretera: “Solamente me propongo ser claro y comunicar de la manera menos mistificadora posible. Si posible, desmistificando. Eso es lo que me propuse hasta ahora en mi carrera”.
Apellido tradicionalmente emparentado a los directores que despuntaron en el largometraje durante los primeros años de la década del 60, Kuhn acumuló también los lapsos de inactividad generados en reveses financieros a variados tropezones con la precedente conducción del Instituto Nacional de Cinematografía, del engranaje de clasificaciones en A y B para decidir la exhibición y del discernimiento de premios en efectivo a la producción argentina. Dé esos años le quedó inexpresado un tema que le interesaría realizar como desquite. “Un gran fresco sobre la Argentina. El título podría resumirse en el slogan Yo quiero a mi Argentina ... ¿and you?”.
PARQUEDADES
“No me interesa el problema”, es la respuesta sobre si varió la función de la crítica local desde su primera película hasta hoy.
Rodolfo Kuhn reconoce que no aplica a los cortos publicitarios las razones de valoración del medio cinematográfico empleadas para decidir su carrera en largometraje. “Descarté cortos, concretamente dos, porque apoyaban cosas en las que no creo decididamente”.
Es aún más lacónico al considerar por qué se disolvieron los sueños de producción autofinanciada y continua de los realizadores surgidos alrededor de 1970, si fue un simple dilema de alza de los costos, una operación aritmética de la amortización posible que no permite prescindir del préstamo oficial adicionada a la inexistencia de mercado externo. “Por todos esos factores y otros más”, sintetiza precavidamente Kuhn. ♦
-pie de fotos-
-Noche terrible (1967). Una trasposición del mundo de Arlt ideada por Kuhn.
-Turismo de carretera (1968). Film sobre la velocidad interna de los pilotos.
-Pajarito Gómez, una vida feliz (1965). Hasta hoy, la mejor película de Kuhn. La más redonda conjunción de su insistencia en las crisis afectivas y la declarada voluntad de conseguir historias que desmitifiquen con humoradas.
DINAMIS • Nº 40 • ENERO DE 1972