Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

leónidas lamborghini
EL SOLICITANTE DESCOLOCADO
Leónidas Lamborghini
Ediciones de la Flor
Uno de los aparatos de poder que el peronismo aprovechó con exageración sin cambiar fundamentalmente su estructura fue el cultural. La exageración y la no modificación hicieron que, caído el gobierno, todo el andamiaje —que había sido sólo usado para lo panfletario— pasara casi sin modificación a servir a los adversarios del gobierno derrocado. Porque todo estaba hecho para eso: para fundamentar una cultura tan universal que ignoraba lo nacional, tan hacia afuera que aplastaba la manifestación natural propia que surgía desde adentro del país.
Así, ese aparato tan perfectamente coordinado con lo político sólo permitió y promocionó a los creadores que cumplían con la premisa antiperonista, porque a ese signo político debía servir el andamiaje cultural. Y sirvió durante mucho tiempo. Sólo los artistas más apasionados, responsables de su condición de creadores, se mantuvieron golpeando perseverantemente ese manto de silencio, esa conspiración muda que trató de cubrir todo lo nacional y popular. Por otro lado, la cartelera estuvo dedicada a quienes junto con su producción se avenían a firmar solicitadas tremebundas en contra de “la tiranía” derrocada, a favor de cualquier posición de los imperialismos del mundo. Así, hubo lugar para todos: los de derecha se aglutinaban para defender los valores de “la civilización occidental y cristiana”; los otros, impulsados desde atrás de la otra cortina, para sostener los difusos derechos de un proletariado lejano que les impedía ver el sufrimiento y la injusticia del trabajador argentino. En medio y en silencio surgió una cuña que se hizo oír por el pueblo. Poetas del pueblo nunca tuvieron ediciones lujosas y pocas veces figuraron en las antologías del “establishment”.
Un caso: Leónidas Lamborghini poeta. Que ha sido un poeta maldito por mucho tiempo, precisamente por ser peronista. No se escondió nunca detrás de una difusa posición popular, sino que rotuló su frente con su ideología; no usó eufemismos ni esquivó el bulto nunca, asumió su peronismo y también el silencio que rodeó su creación. Que nunca fue panfletaria. Exaltados, sus poemas reflejan con arte limpio y sin vueltas un lenguaje de pueblo donde las imágenes y el verso inconcluso motivan otras imágenes y otros versos de palabras cotidianas. Porque los poemas de Lamborghini nunca terminan, como que la vida que él recrea siempre sigue más allá de la muerte individual. La calidad y el impacto de la producción de L. L. significó fisuras y resquebrajamientos en esa cortina de silencio. Y fue ese silencio el que sólo dejó llegar a los mejores; prueba de fuego, hizo de decantador para que sólo los más afilados rajaran el manto.
“Las patas en la fuente”, lo decimos unos números atrás, significó un impacto literario político, obligó a una izquierda remisa a asumir sin cortapisas al peronismo como el movimiento por donde pasa la liberación nacional; que no se modifica a placer de quienes con cierta pretensión protectora intentan incorporarse a él. Lamborghini rescató y exaltó las patas en la fuente, la camiseta y el bombo, todos signos de un pueblo que no quiere ponerse corbata para agradar a los ideólogos de izquierda. Ahora presenta “El solicitante descolocado”, que “se propone la lectura de Las patas en las fuente (1966), La estatua de la Libertad (1968), reelaborada ahora totalmente, y Diez escenas del paciente (1970), hasta el momento inéditas, como un solo y único poema, delirio que mira y en el que se mira la realidad política del país y Latinoamérica. También una «commedia», a su modo”.
No será el lenguaje político de Lamborghini tomado por lectoras señoras gordas amantes de la lírica como una excentricidad bohemia del poeta. De ninguna manera L. L. puede ser digerido por quienes no tengan pasión por lo nacional y lo popular. Es posible tolerar el marxismo de don Pablo Neruda o que Julio Cortázar —en un giro encantador— se muestre partidario de Fidel Castro (total, con no leer las solicitadas...). Pero de ninguna manera le será posible a ese tipo de lectoras aguantar ese fervor por lo nacional y popular que aflora desde adentro de toda la creación de este poeta; ni un solo verso de todos estos magníficos poemas deja de tener sabor a pueblo, un gusto que aflora auténtico sin el remilgo del 'poseur', sin caer en el panfleto jamás, sin el apuro del converso que ha descubierto un camino. Porque Lamborghini siempre ha estado en este camino. Por eso este poeta tiene tal importancia, que si hubiera que tirar todo lo inútil, lo superfluo, para aligerar de peso a esta época, Lamborghini sería uno de los pocos poetas que habría que dejar a bordo. ♦
Revista Extra
08/1971
 

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