Futilísima Ruinosa Satelital

Detrás del espejo

"En 1884 —escribe el doctor Moutin—, durante la epidemia de cólera, asistí a una parienta mía que falleció en pocas horas. Antes de morir, cuando ya no podía hablar, ella quiso comunicarme algo sin lograrlo. Sólo entendía que pronunciaba la palabra "espejo" y que señalaba al que se hallaba encima de la chimenea de su habitación. Cuando el esposo, que era marino, llegó a su casa, le referí lo ocurrido. Me dijo que su mujer acostumbraba ocultar valores en lugares raros y que probamente, detrás del espejo había escondido algo. Investigó, pero sin resultado alguno. Quince meses después yo asistí a una sesión de la médium, Decius Deo, y esta señora, ya en trance, dijo que se comunicaba con el espíritu de la señora J., que era la que había muerto de cólera. Le decía que avisasen a su esposo que no vendiese el espejo que había en la cocina, pues allí había ocultado unos valores. Por intermedio de la médium se dirigía a mí, llamándome por mi apelativo familiar, que nadie conocía en aquella sesión. Comuniqué esto al esposo de la señora J. y descubrió detrás del espejo un bono de varios cientos de francos que cobró inmediatamente.'' Tal el relato. Se trata de una comunicación espiritista sin duda alguna; y el testimonio del doctor Moutin parece ser incontestable.

¿No se ha preguntado Usted alguna vez...

. . .quién fué el inventor de la seda artificial?
De acuerdo con las referencias de nuestros archivos, el inventor de la seda artificial fué el francés Hilaire, conde de Chardonnet, químico y físico nacido en Besançon en 1839 y muerto en 1924.
Pregunta de "Un tendero". — Mar del Plata.

. . .si es verdad que las horas que dejamos de dormir debemos recuperarlas luego?
Esa es una creencia muy común en lo que se refiere al sueño. La verdad es que en las experiencias realizadas por hombres de ciencia se ha demostrado que aún cuando uno no pegue los ojos durante varios días, sólo se requieren las horas normales de sueño y descanso para reponerse completamente.
Pregunta de "Interrogante". — Capital.

. . .cuándo se construyó el primer juguete con ruedas?
El primer juguete con ruedas que se conoce fué construido en el siglo XI anterior a la Era Cristiana. Los arqueólogos hallaron en los cimientos de piedra de un antiquísimo templo de Susa, Persia —levantado en aquel tiempo—, dos pequeñas figuras de animales hechas de piedra arenisca. Las dos figuras estaban montadas sobre un pie con ruedas y tenían un agujero para atar una cuerda.
Pregunta de "Padre e hijo". — Capital.

Contestamos

Corinne (Bellville)
- La vitamina K es antihemorrágica. Su fórmula química es compleja. 

Blanca Rosa (Florida) 
- La tensión arterial máxima normal oscila alrededor de 13; la mínima, alrededor de 7.

LAS LLORONAS
Por Elena Luján
SI hay un tipo de mujer que ahuyente a los hombres, es el de las lloronas. No son solamente las que lloran por nada, sino las que no hacen más que lamentarse a cada momento de su suerte, como si fueran las más desdichadas de las mujeres. Lo hacen de solteras y lo siguen haciendo de casadas. Para eso son las lloronas.
Esta actitud siempre quejosa ante la vida termina por fastidiar a todos, pues si al principio pueden conmovernos estas mujeres hechas de lágrimas y lamentos, luego nos damos cuenta de que lloran casi siempre sin un verdadero motivo, pues cuando eran solteras se quejaban porque no tenían novio, y ahora que están casadas se lamentan del marido. En vano éste se deslomará trabajando para que nada le falte: la llorona no le hará más que reproches, y cuando el pobre vuelve de la oficina o el taller, en vez de hablarle de asuntos agradables y mostrarse sonriente, lo abruma con sus lamentaciones y le dice que la vecina se ha comprado otro tapado de piel y ella todavía anda con uno de paño...
Las lloronas alejan del hogar al esposo. Este busca en el club, en el café, en el estadio, y, lo que es más grave, en el hipódromo, el olvido de haberse casado con una mujer que no hace otra cosa que lamentarse y decir que no tiene qué ponerse o que no le alcanza el dinero para terminar el mes... Ellas tienen la culpa si un día el marido, harto de tantas lágrimas, desaparece y se va con otra que le ofrece sonrisas y alegría de vivir.
Naturalmente que se nace llorona como se nace alegre. Pero, ¿por qué no poner un poco de voluntad a ¡fin de que seamos menos quejosas y podamos contemplar con ojos limpios de brumas el espectáculo de la vida? No debemos dejarnos arrastrar por esa actitud negativa que nos priva del goce de la existencia. Debemos entender que si somos lloronas ahuyentamos a cuantos nos rodean, parientes y amigos, y que los rostros ensombrecidos perpetuamente, cuando no se padece una enfermedad incurable, no son los más simpáticos ni sirven para ser feliz ni hacer feliz a nadie. 
Lloremos cuando tengamos un verdadero motivo para hacerlo. Pero no cometamos la tontería de llorar a cada momento, por sistema, porque si es molesta la persona que no hace más que reír a propósito de cualquier cosa, no lo es menos la que se queja o derrama lágrimas porque se le ha muerto el perro, el gato o no puede comprar un tapado de piel.
Las lloronas no inspiran piedad, sino hastío. Como pronto nos damos cuenta de que para ellas la existencia es un cementerio o un velatorio, ¿quién resiste su compañía? Nos alejamos de su lado porque no queremos ser contagiadas por su manía. Nos acercamos a quien sufre de verdad, por motivos graves, y le tendemos la mano y escuchamos con afecto sus confidencias, pero no podemos soportar mucho tiempo a quien cada vez que abre la boca es para lanzar una queja o una protesta.
No seamos lloronas, sino mujeres optimistas, si es posible alegres, en el buen sentido de la palabra, y ya veremos cómo todo a nuestro alrededor es claro y risueño porque somos nosotras las que ponemos el día o la noche en nuestro hogar.

siguiente

Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 

<