Futilísima Ruinosa Satelital
No hay cosa más inútil que dar consejos

 

Chistes de hace quince siglos

El tipo del hombre de ciencia distraído es tan antiguo como la historia, y á costa, de él se han hecho muchos chistes en todos los tiempos. Un griego llamado Hierocles, graduado en Alejandría, reunió en el siglo V una colección de chistes corrientes entre sus compañeros de estudios. A continuación vamos á copiar algunos de aquellos chistes de hace quince siglos, en los que hay muchos que todavía se repiten hoy con ligeras variantes.

Un profesor que quiso nadar estuvo á punto de ahogarse, y desde entonces juró no volver á echarse al agua mientras no aprendiese á nadar.

Asistían á una clase dos hermanos gemelos. Uno de ellos falleció, y cuando lo supo el profesor preguntó al superviviente : "¿ Quién ha sido el muerto, tú ó tu hermano ?"

Al saber un profesor que el cuervo vive más de doscientos años, compró un ave de esta especie para comprobar si era verdad lo que decían los libros.

Un profesor al cruzar un río se embarcó montado á caballo, y cuando le preguntaron por qué no se apeaba, respondió que iba á caballo para llegar antes porque tenía prisa.

Un profesor encontró á un compañero y le dijo : "Me habían dicho que habías fallecido". "Pues ya ves que estoy vivo", repuso el interpelado. "No sé qué decirle", repuso el primero; "tú eres muy mentiroso, y me inspira más confianza el que me dió la noticia".

Un profesor en peligro de naufragio, pidió unas tabletas para extender ,su testamento, y al ver que se lamentaban los esclavos que llevaba á bordo, les dijo: "No tengáis pena; os dejo libres".

Un profesor soñó que había pisado un clavo y que le dolía la herida, y al despertarse se vendó el pie. Otro profesor que supo la causa del vendaje exclamó : "De eso tienes tú la culpa. ¿Por qué duermes sin sandalias?"

Otro "profesor selló una vasija de vino que había comprado, y su esclavo hizo un agujero en el fondo para robarle la bebida. El profesor no salía de su asombro al ver que el vino disminuía sin que se notase fractura en los sellos. Alguien indicó que mirase el fondo de la vasija por si lo sacaban por abajo, y el profesor respondió: "A qué mirar por abajo, si por donde falta vino es por arriba?"

Un profesor, un calvo y un barbero que viajaban juntos, convinieron en que cada uno se quedase de guardia cuatro horas, mientras los otros dormían. Al primero que le tocó la guardia fué al barbero, el cual afeitó la cabeza al profesor, y cuando llegó su hora le despertó. El profesor, al abrir los ojos se rascó la cabeza, y al notar que no tenía pelo exclamó : "¡Qué gracioso es ese barbero! ¡Ha despertado al calvo antes que á mí!"

No me miren a mi, hace cien años esto leían en la revista El Hogar. Ignoro cuál sería la reacción lectoril ya que no hay documentación al respennnto, pero descarto las carcajadas sonoras. Y ya que menciono sonoridad y sinsentidos, nada más inútil para un párvulo de corta edad (¿?) que los cantos (disculpen) de las niñas. Realmente era embolante escuchar y ver cómo era posible que se divirtieran con versos de este estilo que cito:

"Tengo una muñeca
vestida de azul,
con sus zapatitos
y su canesú."

Mencionados que fueron los versos, va, para aquellas atrevidas mujeres que añoren su canesú preferido esta descripción de labores femeniles por excelencia.


Canesú

"El elegante y novedoso canesú de guipur de Irlanda que ofrecemos á nuestras lectoras tiene una hermosa aplicación para ejecutarlo durante los días de descanso en el campo y servirá para poner de manifiesto la habilidad y buen gusto de su ejecutante.
El detalle que damos en tamaño natural nos exime de explicar como se ejecuta esta bonita prenda.
En cuanto á su uso, estará muy en boga el próximo invierno sobre terciopelo ó con fondo de tela de colores suaves."

(De la revista El Hogar, 1911. Nota: los acentos, del tipo "ó", "fué"... se conservan tal como en el original)

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