
No hay cosa más inútil
que dar consejos
Repuestas a preguntas del siglo pasado
A Sin esperanza.—Trata de hacer callar a tu corazón;
las quimeras, quimeras son, y como tales hay que dejarlas. Haz de cuenta
que has soñado y piensa en otra persona; aquélla, con seguridad, no ha
de pensar en ti, que si no, hubiera tratado de encontrarte. Por otra
parte te diré que no por eso hay que perder la esperanza, que es la que
sostiene la vida, pero entiende bien que no me refiero a la esperanza de
hallarlo algún día, porque eso es insensato, sino a la esperanza de
conocer al amor de cerca, de trabar amistad con la dicha y de no dejarla
huir de tu lado de ninguna manera.—Muñeca.
A Flor de Azahar.—Para blanquear el cuello y las manos, haga lociones
cotidianas con lo siguiente: leche de almendras, 300 gramos; naftalina,
10 gramos; nitro de bencina, 10 gramos.—Lirio.
A Una Ñatita.—Para hacer más afinada la nariz, hágase masajes con jabón
al yodo, y después lávese con agua caliente y una cucharada de ácido
bórico. Para pegarse los polvos, use crema de pepinos, que además afina
el cutis.—María Leonor.
A María Delia.—a) Para los ojos no le recomiendo nada, porque son muy
delicados, y lo mejor es dirigirse a un oculista, b) Para blanquear y
afinar la piel del cuello, emplee la mezcla cuya receta le doy: Agua de
rosas, 450 gramos; tintura de mirra, 5 gramos; tintura de opoponax, 3
gramos; tintura de benjuí, 5 gramos; tintura de quilaya, 9 gramos;
esencia de limón, 4 gramos.—Elisa B.
A Violeta triste.—Yo creo en el arrepentimiento; es más, te diré que hoy
por hoy soy muy dichosa, y si Dios quiere lo seguiré siendo, después de
haberme ocurrido lo mismo que a ti. Tuve un novio a quien yo quería
mucho y con quien rompí "los platos" después de dos años de relaciones,
por un mal comportamiento; al año y medio, arrepentido, volvió a mí, y
el epílogo fué nuestro enlace. Yo te aconsejo, como experimentada que
soy, que si él te pide continúes las relaciones, acepta, pues opino que
después no tendrás por qué arrepentirte. Mucha dicha os desea a los
dos:—Canción de primavera.
A Una mendocina reconocida.—Los masajes son los que a ti te convienen.
Para los labios, usa manteca de cacao.—Criollita.
A Una lectora agradecida.—Puedes seguir el siguiente tratamiento: lávate
el cabello con agua caliente y jabonosa, y luego enjuágatelo con agua
tibia en la que hayas echado unas gotas de amoníaco.—Clamor.
A Carmela.—Esta es una buena preparación para hacer ondular los
cabellos. Si eres rubia, prepara: una infusión de camomila, medio litro;
goma adragante, 1 gramo; bórax, 30 gramos; alcohol alcanforado, 30
gramos. Si tienes los cabellos obscuros, reemplaza la camomila por hojas
de nogal.— Celedonia.
 
Tabla de planchar plegadiza
Se trata de un artículo necesario en el menaje doméstico, y comprendido
dentro de las posibilidades de trabajo de cualquier aficionado, que no
necesitará más de un par de tablones de pino de medidas adecuadas. El
examen de la perspectiva que muestra el proyecto ejecutado indica su
construcción general, y la forma en que se dobla cuando se la va a
guardar, para que ocupe espacio reducido.
La tabla en sí debe ser de madera bastante gruesa: 25 mms., si fuera
posible. Se la corta a las medidas indicadas en la fig. 1, y una de las
puntas se trabaja en la forma que se ve en la misma. En su cara inferior
se fijan con tornillos dos pedazos de madera, de 25 mms2. de sección o
cosa aproximada, en los lugares indicados con líneas de puntos; como
estas piezas tienen 203 mms. de largo, sobre cada una de sus puntas
sobra un espacio de tabla de 25 mms. de ancho. La pieza de la izquierda,
marcada con la letra A, se saca después de haber mareado su posición,
pues es necesaria para la construcción de las patas delanteras.
Las patas anteriores
Estas, que pueden verse en la fig. 2, se hacen con listones de pino de
13 mms. x 50 mms. de sección, cortados en las longitudes indicadas; se
redondean sus extremos superiores, y ambas se fijan a la pieza A, usando
para esto tornillos de cabeza redonda, que no se deben apretar mucho,
pues las patas deben girar sobre ellos.
En los puntos B, las patas se atraviesan con orificios de diámetro
suficiente para recibir remaches de hierro de 6 mms. o, en caso de que
no se dispusiera de éstos, sólidos tornillos de cabeza redonda, de 25
mms. Entre estos agujeros y el extremo inferior de las patas se encola y
clava o atornilla un listón colocado de una a otra, en sentido diagonal;
su sección será de 13 mms. x 25 mms.
Las patas posteriores
Estas pueden verse en la fig. 3; se cortan del mismo tipo de material
que las anteriores, pero algo más cortas. Sus extremos superiores se
unen con una pieza de madera, clavada o atornillada, de 50 mms2. de
sección; en esta junta también se pone cola.
Obsérvese que no hemos indicado el ancho total de las patas; éste debe
medirse por la distancia que separa las patas anteriores, pues, como se
verá en la perspectiva, cuando se pliega la tabla las patas posteriores
se cierran dentro de ellas. En los puntos C se hacen orificios para los
remaches o tornillos; si se usan estos últimos, los orificios serán
pequeños. Se agrega un refuerzo en cruz, que se prepara primero
separadamente, haciendo un rebajo de media madera en el punto en que se
cruzan.
Estas patas se colocan entre las anteriores, y luego se agrega el
refuerzo en cruz que se fija con cola y clavos o tornillos.
En estas condiciones, ambos juegos de patas pueden unirse en los puntos
B y C, sea con remaches o con tornillos, y la pieza A puede volver a
colocarse en su lugar, también con tornillos. Cuando la cola se haya
secado, se abre el conjunto, que debe quedar sólido y bien parado.
En estas condiciones, la parte superior de las patas posteriores se
apoyan contra la madera fija a la cara inferior de la tabla, la más
cercana al extremo agudo, y en consecuencia deben chaflanarse en la
forma indicada en el dibujo, fig. 3. Debe apoyarse contra el ángulo
recto y mantenerse firmemente; su posición se fija con un retén de tipo
sencillo que evite que la tabla se levante cuando se ejerza presión
sobre ella por el extremo opuesto, cuando se planche sobre la misma.
Este retén puede ser, sencillamente, un clavo delgado de alambre, de 101
mms. o una espiga que calce en un orificio perforado a través de la
barra y en la parte superior de las patas, como se ve en el detalle D,
fig. 4. El orificio se perfora en el centro de la barra o pieza fija a
la cara .inferior de la tabla, antes de fijarla a la misma.
Se abre la tabla terminada, se pasa un clavo por el agujero para hacer
una marca sobre las patas, indicando la posición del orificio en que
entrará el clavo. Para evitar que éste se pierda, se lo ata con un
cordón que se fija con una tachuela o clavo fino a la misma barra.
El posa plancha
En la parte cuadrada de la tabla se clavan cuatro listones de madera que
formarán una especie de bandeja, como se ve en la fig. 4, para hacer
descansar sobre ella la plancha. En el recuadro formado así, se clava un
pedazo de amianto del tipo común empleado como material de construcción.
En el caso de que no se consiguiera amianto, se clavan tres canalitos de
latón colocados como se ve en la figura. Se hacen doblando en ángulo una
chapa rectangular, dejando a cada uno de sus lados un reborde o pestaña
que permita clavarlos a la tabla.
También es conveniente cortar un triángulo en los extremos de las cuatro
patas, para proveerlas de una superficie de apoyo que se afirme
sólidamente en el suelo.
La frazada de planchar
Toda la parte de la tabla que sobra del posa-plancha se cubre con uno o
varios espesores de frazada o de un tejido grueso, sobre el que se
extiende un pedazo de bramante u otra tela similar.
Estas cubiertas deben ser de tamaño suficiente para que puedan doblarse
sobre los cantos de la tabla, donde se doblan y fijan con tachuelas de
tapicería, manteniendo las telas bien tirantes mientras se realiza la
operación. Es de importancia suma evitar que se formen arrugas, que
luego se marcarían sobre las ropas que se planchen en la tabla.
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