
No hay cosa más inútil
que dar consejos
Hipólito Yrigoyen
En 1906, grupos de la oligarquía perciben la
necesidad de un sufragio que canalice a la población y aplaque los
ánimos revoltosos. Si Miguel Cané tiempo atrás afirmaba: "Cada día que
pasa, y teniendo ante los ojos ejemplo de esta Francia asombrosa,
adquiero mayor repugnancia por todas esas imbecilidades juveniles que se
llaman Democracia, sufragio universal, régimen parlamentario, etcétera.
Pero al mismo tiempo voy adquiriendo la convicción de que ni esos
principios, ni los contrarios, tienen importancia alguna", el
destinatario de estas confidencias, Pellegrini, cree, una década más
tarde, que ha llegado el momento de terminar con la usurpación
descontrolada de derechos y lograr cierta apertura por medio de la
representatividad electoral.
En 1906 tiene lugar una reunión secreta entre el presidente e Yrigoyen.
Solo dos años más tarde, en un informe ante la Convención de su partido,
toma estado público el encuentro. Figueroa Alcorta, conocedor de las
tensiones internas que producía la abstención en el partido de Yrigoyen,
le propone participar en el gobierno. Pero Yrigoyen no se deja
convencer. Prefiere explayarse sobre la aplicación de la amnistía y el
modo de poner fin a las persecuciones.
La Unión Cívica Radical había dejado de lado su labor revolucionaria y
se abocaba a una amplia reorganización en espera de la ley electoral.
Mientras tanto, el radicalismo continuaba en la senda de la
intransigencia y la abstención, "un recogimiento absoluto y un total
alejamiento de los poderes oficiales, para dejar bien establecido, en el
presente y en la Historia, y como demostración al mundo que nos mira,
que la Nación no tenía ninguna comunicación con los gobiernos que, en
una hora fatal, le arrebataron el ejercicio de su soberanía", dirá el
caudillo radical. Yrigoyen era vigilado de cerca. Según testimonios, el
jefe de Policía de Figueroa Alcorta, el coronel Ramón Falcón, recibió un
mensaje de Yrigoyen, en el que éste abandona su natural discreción en
cuanto a favores recibidos u otorgados. Debió recordarle que cuando en
el 90 fue prisionero de los revolucionarios el coronel —siempre había
sido oficialista—, mientras sus hermanas pedían por él desde la calle
Talcahuano, le había concedido reunirse con ellas. Incluso lo había
acompañado, a su pedido, para protegerlo de los disparos.
Pero la represión que terminaría con la ficción del parlamentarismo no
estaba dispuesta a reparar en formalismos. En enero de 1908, se dispuso
la clausura del Congreso. Los vestigios del roquismo, trabados en su
accionar, pasaban a engrosar las filas de la oposición, y desde allí, a
coincidir, en ocasiones, con el radicalismo. Por otra parte, también el
movimiento obrero sentiría en sus espaldas el rigor gubernamental:
masacres, persecuciones, estado de sitio.
En las principales ciudades donde habían sido forzados a establecerse,
la masa inmigratoria superaba ampliamente el reducido número de vacantes
laborales. La mano de obra no especializada naufragaba ante las
idealizaciones de los teóricos de la inmigración. Mientras en la Capital
Federal residen más de un millón de habitantes, Rosario y Córdoba
cuentan en conjunto con algo más de 200.000 pobladores. La deformación
demográfica del país es agravada por las comunicaciones. El trazado de
las líneas férreas es el gráfico modelo donde se evidencia la
dependencia económica argentina. La segunda invitación presidencial para
mantener una nueva entrevista con el líder radical se realiza a
principios de 1908. El gobierno, influido por el grupo de los
modernistas —Pellegrini, Sáenz Peña, entre otros—, no dejaba de
acercarse al radicalismo por temor a su poder, cada día más extenso. El
Partido Radical aprovechaba el giro de los acontecimientos, la necesidad
de respaldo buscada por el gobierno, para presionarlo. Figueroa Alcorta
pide apoyo para su candidato: Roque Sáenz Peña. E Yrigoyen enfatiza la
urgencia de una salida electoral para concluir con los tutores del
pueblo, con las vacilaciones gubernamentales y sus intrigas. Que se
comience "por hacer quemar en las plazas públicas, si cabe, todos esos
registros que son el cuerpo del delito político y la viva demostración
de sus impudicias", y solo "después de haber levantado un nuevo registro
verdaderamente puro y legal, de las garantías inherentes al ejercicio de
la soberanía nacional". Tampoco olvida la necesaria intervención a las
provincias para asegurar la limpieza del sufragio. Figueroa Alcorta puso
reparos legales. Yrigoyen respondió que ningún gobierno tenía origen
constitucional, estando todos viciados por el fraude. Esta intransigente
abstención yrigoyenista era considerada por sectores de su propio
movimiento como un error de conducción. Más tarde, surgiría la tendencia
denominada "antipersonalista", para oponerse a las modalidades de
Yrigoyen, abandonar la intransigencia, participar en el gobierno.
La clase dirigente tenía probada experiencia en acuerdos y coaliciones
de todo tipo. Además, como informara a fines de siglo el interventor de
la provincia de Buenos Aires, "sucede con frecuencia que para
economizarse molestias y gastos los ciudadanos no concurren a los
comicios y los directores de la elección copian a su antojo el padrón
electoral, ocurriendo a veces, cuando intervienen varios partidos, que
de acuerdo entre ellos se adjudican un número de votos convenido de
antemano".
Oponiéndose a la ley del voto secreto que se estaba gestando, sostendrá
Patrón Costa, latifundista, industrial y candidato a presidente, que el
voto público "permite su calificación, pues los empleados siguen las
tendencias
del patrón, los colonos las del profesional, y así sucesivamente, y de
este modo, tiene en la elección el afincado y el intelectual una
representación que es de hecho proporcional al valor de sus intereses y
a la importancia de sus conocimientos culturales". Se pedía, por no
alcanzar el voto unánime de los muertos, el voto cantado.
Un personaje que compendia la venalidad electoral es el inmigrante
italiano Cayetano Ganghi, con su Comité ubicado en las calles Paraná y
Corrientes, donde recolectaba las libretas requeridas por su comprador
ocasional; uno de los más fieles sería Pellegrini. El Partido
Autonomista Nacional debe recurrir a este caudillo, más que bravo
utilitario. No solamente Ganghi compra con dinero las libretas sino que
estableció una amplia red asistencial que incluía préstamos, pago de
entierros, cargos, concesiones y juego ilegal. Los tiempos habían
cambiado para los caudillos. Sus métodos muchas veces dejarían de ser
una pacífica transacción comercial hasta el punto de que Yrigoyen pudo
sentirse confirmado: en política se debía ser soltero para no dejar
viudas."
Fragmento del cuadernillo de La Historia Popular, vida y milagros de
nuestro pueblo. Hipólito Yrigoyen por Alberto M. Perrone.1971

Consejos del siglo pasado
(quien los siga ya sabe lo que es)
Caída del pelo y del bigote
Roldán.—La caída del pelo y del bigote depende muchas veces de un estado
especial del organismo, y no puedo aconsejarle nada sin saber cual es la
causa del mal. Consulte usted á un médico.
Tinta para sellos
T. R.— La tinta para sellos de goma, se prepara con:
Color de anilina.........16 gramos
Agua destilada hirviendo.....80 gramos
Glicerina. . ............ 7 gramos
Jarabe.............. 3 gramos
Esta tinta no se seca en la almohadilla y es bien absorbida por el papel
donde se estampa el sello.
Para hacer desaparecer las canas
Señorita M. — Para que las canas desaparezcan recobrando el cabello su
color, se usa esta preparación:
Sosa cáustica en placas.....10 gramos
Agua............. 500 gramos
Litargirio en polvo fino.....25 gramos
Se hierve durante una hora para que la sosa disuelva la mayor cantidad
posible de litargirio, y se añade después agua para hacer con todo un
litro de líquido.
Después de algunas aplicaciones diarias, los cabellos se ponen poco á
poco oscuros.
Agua de rosas
Perfumista. Rioja. — El agua de rosas se prepara poniendo 30 rosas y 5
litros de espíritu de vino en una vasija, y ésta al bañomaría. Se pone
primero en la vasija las rosas y lo machacan bien, y luego se vierte el
espíritu de vino: luego se hace la destilación, pudiendo repetirse con
igual cantidad de rosas para avivar el olor.
Para conservar la manteca
Lechero, Capital. — Hay una preparación que conserva muy bien la manteca
y se hace con 98 partes de agua, 2 de Ácido láctico y una cincomilésima
parte de Acido salicílico. El sabor ligeramente acidulado que el ácido
salicílico comunica á la manteca, desaparece con un simple lavado en
agua ó en lecho descremada, añadiendo un poco de bicarbonato de sosa.
Para hacer Incombustibles los tejidos
Jacinto.—Prepare una disolución compuesta de loa siguientes productos:
Sulfato de amoniaco puro 8 partes en vol.
Carbonato de amoniaco 2.5 "
Acido bórico...... 3 "
Bórax puro........ 2 "
Almidón 2 "
Agua pura........ 100 "
En esta disolución caliente, se echan los tejidos hasta que se empapen
bien, luego se ponen á secar, y, por último, se planchan del modo
ordinario. Así preparado un trozo de muselina, por muy fino que sea, no
arde aunque se arroje á una hoguera y lo mismo sucede con los demás
tejidos impregnados en esta solución protectora.
siguiente
|
|