|
BORDA
Golpes fuertes
Muchos
Sociedad muy cuerda
Demasiada moral
Cerdos
Amenazan
El pibe quiso ser feliz
Al pibe le salió mal
No nos debemos nada
Nos debemos todo
Se lo extraña
Temo lo que le puedan hacer
Temo lo que él pueda hacer
Para qué contar cómo fue aquello
Un grande en lo suyo
Un gran tipo
Entre la rabia y el llanto
Lágrimas que no apagan las llamas de este corazón
Un equilibrio natural sin precedentes
Y el recuerdo de "Muerte, mudanza y locura"
Sin fuerzas
Sin canales
Quieto, herido e inútil
Con ganas de morir
Con ganas de matar
Sin ganas de nada
Pero dispuesto a todo
Un equilibrio natural sin precedentes
Una mierda
Un mundo cuerdo
Un amigo en el Borda
Para qué contar
Perdón a vos por mi mierda
Perdón a todos por odiarlos
Y perdón a mí, por tantas culpas inútiles
Y que se mueran los cuerdos
Y que vivan los locos
Que la gente baile por la risa
Y que se pudran los mediocres
Los que venden su vocación en cuotas de un buen sueldo
Y que se mueran los hombres que matan a los hombres
Y que caiga el peso del amor sobre todos los que juzgan
Y que el hombre entienda que nunca piso la tierra
Sino que ella lo sostiene porque él no es capaz de volar
Y que sean felices los que vuelan
Y mueran en el golpe de su caída los otros
Porque si enloquezco no me importa
Porque si muero no interesa
Prefiero a mis amigos
Los locos y los muertos
Los que no dañan
Los que no juzgan
Los que no ordenan
Los que no me matan
Fernando Gomez |

CADENAS
Desde un punto de vista absolutamente egoísta pero inofensivo, las propias formas
y creaciones a las que estoy acostumbrado es posible que las extrañe. Trasladando eso a
un circuito mas real es posible que me extrañen, pero si continúo en esa línea de
pensamiento la cuestión va a llegar inevitablemente a un "¿hasta cuando?". Es
un pensamiento rápido, nada reflexivo y como dije absolutamente egoísta, pero bueno la
cosa viene de guadaña en algunas cartas cibernéticas y cabe estimular la cercanía, como
para engañarse un poco y pretender que se puede ahuyentar la inevitabilidad guadañera.
El cuerpo es un esclavo que poco preparado y en general bastante descuidado a la hora de
experimentar sensaciones. ¿domesticarlo?, no... no creo que tenga sentido, si en
definitiva la cuestión trascendente parece intuirse en otra parte, sin que esto pretenda
dar noción de ubicuidad o geografía alguna, solo una forma de decir. Después de todo
¿donde lo ubicaríamos?, al trascendente, al yo o como gustes intimar en el uso de la
palabra con él. "Antes que la llama de oro pueda arder con una luz inalterable, ha
de permanecer la lámpara bien guardada en un lugar al abrigo del viento" (Bhagavad
Gita). Un poco aquellas cosas poco asibles ayudan, y la música es una de ellas, permanece
inalterable ¿que envidia, no?. Tratarla como si fuera un ente si bien puede resultar
medio resbaladizo, no deja de ser un ejercicio de comprensión de otras facetas que a
veces nos atrevemos a conquistar, con temor, claro. Como todo lo desconocido. Esa mezcla
de temor y ansiedad que todo ser viviente experimenta alguna vez. A veces con actitud
impasible, otras como la escena de aquel film sobre Cyrano en el convento ante la mujer
que siempre había querido y ya a punto de morir pelea hasta ceder "¡Es preciso!
Allí moran desterradas muchas almas por mí amadas; allí está mi paraíso, allí deben
aguardar Sócrates, Galileo y Copérnico! Mas... ¿qué diablos iba a hacer? Filósofo y
rimador, y espadachín y gramático, y físico y matemático y músico e inventor. ¡Aquí
yace, Hercules-Sabinio Cyrano de Bergerac, que fue todo y no fue nada."
Miserias y sufrimientos que quisiéramos tener en la vereda de enfrente y que sin embargo
se nos apoderan hasta reinar por veces. Precauciones que no resultaron suficientes ¿cómo
cantábamos aquella de sui? "hoy ocupás un lugar mas... acorde con tu alcurnia... en
la Recolecta". Es raro pero la muerte parece estar asociada con la soledad en muchos
temas ¿no?. Y viceversa. La soledad igualada a cierto sentir que popularmente se conoce
como "muerte en vida". Desde aquel tema de Spinetta dedicado a su, después,
dentista Pototo hasta aquel tema no tan difundido de Litto "cuanto pagarías por
tener una sonrisa que se asome dentro de tu corazón... cuánto porque al llegar el
mediodía no buscar en las esquinas una sonrisa de ocasión..." Tremendo ehhh! Estar
rodeado de gente y no tener con quien hablar y como para saberse vivo intentar reflejarse
en el otro/a preguntarle solamente la hora a ver que onda. Y que ese sea el alimento de
todo un día como para estirar la jornada hasta alguna mesa y esperar... "Entro a un
bar de esos de antes y me siento en cualquier mesa y miro el mundo pasar..." sin
ningún estímulo que provoque sacudones... ignorante como vaso cerrado, preso de semillas
que nunca van a germinar ¿o sí?. Si es que la trascendencia existe, eso... eso solamente
lo podemos presentir por quienes pasaron antes y aún así necesitas una mente tan ancha
que es casi imposible intentar una respuesta al "¿hasta cuándo?".
Cadenas que pesan como la moneda
moneda ¿cómo puedo comprar el sol?
(Litto Nebbia)
Tito demoron |
|

Gallero
- ¿qué
haces "tenaza"? ¿cómo vas?
- Mal che... no hay un mango, loco.
- Y el gallo?
- Mejor ni hablemos de ese...
Tenaza alguna vez me contó que era medio "gallero". Yo no le había creído
cuando me contó; porque en esta época no entraba, en mi ingenuidad citadina, que
todavía se apostara a ver si un gallo le sacaba el ojo a otro, o que se jugaran que un
pico terminara en el cuello de tu gallo y te contaran hasta perder la partida y lo poco
que tenías. Pero una sola vez se lo porfié y la risa de "tenaza" fue mas
hiriente para mi orgullo que si me hubiera dicho simplemente "sos un boludo que no
sabe nada". Creo que esta última respuesta no me hubiera hecho sentir tan mal.
- Se te murió "el tuerto"...?!!!
Tenaza me había dicho que uno de sus gallos preferidos no andaba bien de tantas
peleas.
- No, ese tiene para rato, todavía.
- No me digas que... "pachorro" ... uyyy... que joda che.
La cabeza semigacha me lo decía todo. Tenaza tenía dos gallos: el tuerto -infatigable
luchador para despuntar el vicio más seguido- y el pachorro a quién sacaba a pelear, de
vez en cuando como para dar batacazo y no gastarlo ante los demás. Era un gallo sano, no
había perdido una sola de sus peleas y tenaza se las arreglaba para sacarles buenos
dividendos a las apuestas cuando lo llevaba.
- Es que no tenía un peso y el tuerto ya estaba medio quemado en el lugar. Al pachorro
algunos no lo conocían, así que lo anoté.
- Te lo mataron en la pelea?
- Ojalá!!!. Ya estaría enterrado y hasta con cruz y todo.
- Entonces?
- Cuando le pusieron el otro gallo escondió la cabeza abajo del pecho. Yo lo tenía
adiestrado para que hiciera ese truco. El otro gallo se agrandaba y ahí nomás pachorro
empezaba la carnicería. Pero esta vez no sé que le pasó... se habrá olvidado... el
otro gallo era bravo...
- Pero... ¿no me decís que no te lo mataron...?
- No... el muy cobarde saltó afuera. Así las cosas, tragué la bronca, me banqué las
cargadas y pagué. Lo puse abajo del brazo y me fui para casa.
- Y....?
- Me lo morfé... por cagón.
Tito demoron |
|